"Jugamos según el rival"

Recién salido de la ducha y con el zapatazo de su bota derecha aún fresco, Alves se mostró satisfecho tanto por su obra como por su trascendencia: "El tanto ha sido impresionante. He aportado mi granito de arena". Apenas disputó 10 minutos. Suficientes para desequilibrar el marcador. "Hice que entrara Alves porque es muy rápido y un experto tirador de faltas. Se prepara para ello todos los días", explicó el seleccionador brasileño, Dunga. "Quiero jugar y ayudar al equipo", comentó el barcelonista; "cuando estás en el banquillo, tienes unas ganas enormes de entrar y hoy era uno de esos días".

La seleção estaba alertada de antemano de que no se podía descartar un mejor resultado de Suráfrica. El partido casi lo corrobora. "Sabíamos que sería difícil vencer, que los surafricanos saldrían al ataque", analizó Dunga en la conferencia de prensa antes de abordar el porqué de que su canarinha sufriera tanto: "Jugamos en función del rival", se despachó el técnico del pentacampeón mundial, que encontró en el calendario otra justificación: "Venimos de jugar seis partidos decisivos [incluida la fase clasificatoria suramericana para la Copa del Mundo] en 19 días, aparte de los viajes transoceánicos". Alves no quiso ir tan lejos: "El partido de España había supuesto para nosotros una lección para enfrentarnos a Suráfrica y también lo será ante Estados Unidos en la final".

Santana, feliz y orgulloso

Pese a perder, Joel Santana, brasileño, pero seleccionador de Suráfrica, estaba "feliz, orgulloso y satisfecho" por la actuación de su conjunto. "Hicimos un partido muy bueno y sorprendimos a Brasil. Estamos felices por jugar contra uno de los mejores equipos y haber sido capaces de defendernos", subrayó. "Técnicamente, estuvimos muy bien. Fue un partido muy limpio", añadió.

Su ex compañero en la amarelha Dunga destacó, escueto, el papel surafricano en los 90 minutos: "Jugaron bien".

Más allá del fútbol, Santana quiso destacar el buen hacer de Suráfrica "dentro y fuera de sus estadios". "Está preparada para albergar un Mundial. Queda un año y, si podemos crear esta armonía cuando saltamos al campo de juego, podremos instaurar también confianza y seriedad en nuestros jugadores para que vean hasta dónde son capaces de llegar".