Reportaje:

La escultura fluida de Tony Oursler

El videoartista neoyorquino inaugura en Barcelona su primera obra pública permanente, que proyecta imágenes en movimiento sobre edificios y otros elementos arquitectónicos

"He trabajado mucho en museos y galerías, pero esto es algo diferente, completamente experimental y rompedor". Tony Oursler (Nueva York, 1957) no podría estar más satisfecho, mientras contempla cómo la gente reacciona delante de Sixth Wall (Sexta pared), la obra que acaba de instalar en la plaza del Fórum de Barcelona. Se trata de una pieza compuesta por tres proyecciones: una en la fachada del hotel AC de José Luis Mateo, otra en la pared del edificio Fórum de Herzog y de Meuron y la tercera en el suelo, justo en medio de las dos construcciones. Curiosamente es esta última, la más suti...

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"He trabajado mucho en museos y galerías, pero esto es algo diferente, completamente experimental y rompedor". Tony Oursler (Nueva York, 1957) no podría estar más satisfecho, mientras contempla cómo la gente reacciona delante de Sixth Wall (Sexta pared), la obra que acaba de instalar en la plaza del Fórum de Barcelona. Se trata de una pieza compuesta por tres proyecciones: una en la fachada del hotel AC de José Luis Mateo, otra en la pared del edificio Fórum de Herzog y de Meuron y la tercera en el suelo, justo en medio de las dos construcciones. Curiosamente es esta última, la más sutil y menos espectacular, la que más atrae a los transeúntes: un niño corretea intentando atrapar las imágenes que se deslizan bajo sus pies, un grupo de jóvenes se saca fotos e incluso los que caminan con prisa, ralentizan el paso cuando el cono de luz les atrapa en su mundo mágico y fantástico. Nadie parece preguntarse de qué se trata, tan sólo las disfrutan.

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Oursler tiene una capacidad innata de involucrar al espectador en sus piezas, empezando por los muñecos audiovisuales que le dieron fama, esculturas antropomórficas de tejidos y materiales blandos, que el artista humaniza proyectando sobre sus cabezas grabaciones de rostros de actores profesionales. Estos personajes virtuales, que hablan, lloran y gritan, escenifican las neurosis de la vida moderna desencadenando en el público reacciones encontradas, entre la angustia, la diversión y la identificación. "Empecé con los primeros aparatos de vídeo a finales de la década de 1970 y en 1992, cuando estaba perdiendo la esperanza de poder vivir de mi obra, me seleccionaron para la Documenta de Kassel y todo cambió", recuerda Oursler, cuyas obras se encuentran en los principales museos del mundo.

El artista se dio a conocer por un uso anómalo del videoarte, extrapolando la imagen de su contenedor habitual, la pantalla de televisión exaltada por la generación de Nam June Paik, y trasladándola a otro contexto. "Los desarrollos tecnológicos influyen directamente en el proceso creativo. Sin embargo, la mía es la ultima generación que aprecia los cambios provocados por la introducción de la tecnología en la vida cotidiana. Los jóvenes crecen con ella, pero para mí fue mágico, después de haber crecido delante de la televisión, poder hacerla".

Sixth Wall es su primera obra permanente para un espacio público. "El Fórum es un ejemplo perfecto del nuevo reto al que se enfrentan los arquitectos: los espacios liminales, aquellas porciones de territorio que resultan aburridas, descolgadas y ajenas al entorno", afirma Oursler, sin poder ocultar la alegría que le proporciona ver el resultado de tres años de trabajo y muchos viajes a Barcelona. "El título de la obra lo indica. En la jerga teatral la cuarta pared indica la separación entre el público y el actor, la quinta pared sustituye esta división con la bidimensionalidad virtual de la pantalla cinematográfica y, finalmente, la sexta indica los entornos surgidos de la confluencia entre las nuevas arquitecturas, las nuevas tecnologías y los nuevos pensamientos. En este caso se trata de un espacio generado por la interacción entre la solidez de los materiales constructivos y la fluidez de las imágenes en movimiento", explica, indicando las imágenes -todas en blanco y negro- que se integran en la arquitectura.

"Es un sueño hecho realidad", afirma y, sin duda, lo es en todos los sentidos. Hay un muestrario completo de símbolos universales, vistas aéreas de Barcelona, manos gigantescas y rostros espectrales, que aparecen como visiones en la noche (de las ocho de la tarde a la una de la mañana). "La idea es modificar la relación entre la arquitectura y el ser humano, reduciendo la sensación de pequeñez que éste experimenta frente a la magnitud de los edificios. Los nuevos medios consiguen magnificar al individuo y amplificar partes de su cuerpo, integrándolas y expandiéndolas en la arquitectura", indica el artista. "Para materializar el contraste entre la naturaleza líquida de los nuevos medios y la solidez de los edificios, he rodado las imágenes previamente grabadas proyectándolas sobre una superficie de agua. De esa forma, mezclando la tecnología con un recurso totalmente orgánico, he conseguido literalmente liquidificar las tres superficies, atravesarlas y convertirlas en parte de las propias imágenes".

Aspecto de las proyecciones de Tony Oursler en la plaza del Fórum.MARCEL·LÍ SÁENZ
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