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REFERÉNDUM EUROPEO | El análisis de la participación

El territorio de la abstención

La participación se redujo sustancialmente en Murcia, Madrid, Cantabria, Valencia, Asturiasy País Vasco respecto a las europeas de 2004

El 42,32% de los españoles con derecho a voto acudió el domingo a las urnas para ratificar o rechazar la Constitución europea. La abstención fue superior a la media (por encima del 57,68%) en ocho comunidades (Asturias, País Vasco, Navarra, Cataluña, Murcia, Andalucía, Baleares y Canarias) además de las ciudades de Ceuta y Melilla y se quedó por debajo en otras nueve (Extremadura, La Rioja, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cantabria, Aragón, Comunidad Valenciana, Galicia y Madrid).

La mayor afluencia a las urnas se produjo en Extremadura, donde votó el 49,88%, y la menor (excluidas las dos ciudades norteafricanas, con una participación inferior al 30%) en Baleares, donde votó un tercio del cuerpo electoral (33,27%).

En Cataluña, Canarias y Extremadura votaron más personas que hace ocho meses
La menor afluencia a las urnas se dio en Baleares, donde votó un tercio de los electores

El Partido Popular gobierna en cuatro de las comunidades autónomas más abstencionistas, pero también en cinco de las que más acudieron a las urnas y algo similar cabe decir del PSOE.

El 20-F ha sido la jornada electoral con mayor abstención desde la recuperación de la democracia en España, batiendo el récord de las elecciones al Parlamento Europeo de junio del año pasado, cuando votó el 45,14 del censo; es decir, 2,82 puntos más que el pasado domingo.

El incremento de la abstención no ha sido, sin embargo, uniforme en toda España. En tres comunidades autónomas la participación creció ligeramente en el referéndum europeo, en comparación con las elecciones de hace ocho meses: se trata de Cataluña (1,16), Canarias (0,43) y Extremadura (0,38).

Estos aumentos poco significativos no pudieron compensar la caída de la participación en el resto del Estado. Por comunidades autónomas, las que experimentaron un incremento mayor de la abstención fueron Murcia (7,74 puntos), Madrid (6,63), Cantabria (6,55), Comunidad Valenciana (6,02), Asturias (5,94) y País Vasco (5,85).

En Cataluña, la participación creció algo más de un punto, pero no de manera uniforme. Mientras aumentó en las provincias de Barcelona y Girona, se redujo en Tarragona y Lleida.

En Castilla y León, la abstención creció globalmente (2,82 puntos) pero también con notables desigualdades: en Ávila (feudo del secretario general del PP, Ángel Acebes) el incremento fue de 5,56puntos; mientras en León, patria chica del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, creció en 1,44.

En Andalucía, donde la participación fue baja pero prácticamente igual a la de junio de 2004, se produjo un ligero incremento de la afluencia a las urnas en las provincias occidentales (Cádiz, Sevilla y Huelva) y un retroceso en las orientales (Almería, Málaga y Granada), con Córdoba prácticamente sin variación.

Por el contrario, Castilla-La Mancha, aunque estuvo entre las comunidades que registraron mayor participación (46,03%), perdió 5,51 puntos respecto a los comicios al Parlamento Europeo. La caída fue superior a siete puntos en Cuenca y Guadalajara y de 6,24 en Toledo.

En la Comunidad Valenciana, la participación retrocedió 6,81 puntos en Castellón, 6,34 en Valencia y 5,25 en Alicante. En el País Vasco, se redujo en 2,3 en Álava, en 5,92 en Guipúzcoa y en 6,63 en Vizcaya.

La comparación del referéndum del pasado domingo con las elecciones al Parlamento Europeo resulta problemática, ya que se trata de consultas de naturaleza diferente. En la de 2004 existía concurrencia entre partidos e incertidumbre sobre el resultado; mientras que ahora, a juzgar por los sondeos, la victoria del estaba asegurada.

Pero tampoco es fácil encontrar citas homogéneas, ya que los precedentes no son comparables y están muy lejanos en el tiempo. El del 20-F ha sido el cuarto referéndum que se ha celebrado en España desde la muerte del dictador y el que ha registrado menor participación. En el plebiscito de la reforma política, celebrado en 1976 para liquidar las leyes del franquismo, participó el 77,72% del cuerpo electoral.

En la consulta popular de diciembre de 1978, que sirvió para ratificar la vigente Constitución española, ejercieron su derecho el 67,11% de los electores; mientras que en el de marzo de 1986, sobre la permanencia de España en la OTAN, votó el 59,42% del censo.

Si la participación en los referendos ha sido cada vez menor, también lo ha sido en las elecciones al Parlamento Europeo, donde ha caído desde el 68,52% de 1987, la primera vez que participaron los españoles, al 45,14% del año pasado, más de 20 puntos de diferencia. La mayor abstención se ha producido cuando las elecciones europeas no coincidían con otras internas, como las municipales y autonómicas.

El PP ha subrayado, responsabilizando de ello al Gobierno, que de los 31 plebiscitos celebrados hasta ahora en países de la UE sólo uno (el realizado en Irlanda sobre el Tratado de Niza en 2001) ha registrado menor participación que el del pasado domingo. Sin embargo, los celebrados en los últimos años se referían, en su mayor parte, al ingreso en la UE de ex miembros del extinto Pacto de Varsovia, una circunstancia muy diferente a la de España, socio de la Unión desde 1986, hace ya casi dos décadas.

Si se compara con las distintas elecciones al Parlamento europeo celebradas en 2004, tanto la participación española de junio pasado como la del último domingo se sitúan en la franja media (en torno al 45%), lejos del 90% de países como Bélgica y Luxemburgo donde el voto es obligatorio, pero también del 15-20% de algunos nuevos socios, como Polonia o Eslovaquia, donde parece haber prendido un precoz euroescepticismo.

Tan significativo como la abstención es otro fenómeno más minoritario: el voto en blanco. El pasado domingo depositaron una papeleta en blanco casi 850.000 electores (el 6,03% del total), frente a los 95.000 (0,61%) de hace ocho meses. Sólo en el referéndum de la OTAN se alcanzó un porcentaje similar (6,61%).

En esta ocasión, el voto en blanco ha sido especialmente importante en Cataluña (7,29%), donde también cosechó el no a la Constitución europea su mejor resultado, inmediatamente después del País Vasco y Navarra.

Fuera de Cataluña, las provincias con mayor porcentaje de votos en blanco fueron Segovia, Guadalajara, Palencia y Lugo; todas ellas con más del 7% de los sufragios.

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