Cruce de propuestas entre Argentina y el FMI para decidir el pago de la deuda

El Gobierno agota el plazo para hacer frente al desembolso de 3.100 millones de dólares

El Gobierno argentino anunció anoche el envío de una contrapropuesta al Fondo Monetario Internacional (FMI), en respuesta a una carta remitida horas antes por el organismo con sus nuevos requerimientos, sin haber despejado la duda sobre el pago de 3.100 millones de dólares que el país debe desembolsar hoy para hacer efectivo un vencimiento de deuda. De incumplir este compromiso, Buenos Aires abriría la puerta para suspender pagos con el FMI en los 30 días siguientes. El problema de fondo es la demora en el inicio de la negociación con los acreedores de la deuda privada.

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El Gobierno argentino anunció anoche el envío de una contrapropuesta al Fondo Monetario Internacional (FMI), en respuesta a una carta remitida horas antes por el organismo con sus nuevos requerimientos, sin haber despejado la duda sobre el pago de 3.100 millones de dólares que el país debe desembolsar hoy para hacer efectivo un vencimiento de deuda. De incumplir este compromiso, Buenos Aires abriría la puerta para suspender pagos con el FMI en los 30 días siguientes. El problema de fondo es la demora en el inicio de la negociación con los acreedores de la deuda privada.

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El presidente argentino, Néstor Kirchner, y sus asesores más íntimos analizaban anoche el nuevo texto remitido por el FMI con las condiciones para aprobar la segunda revisión del acuerdo firmado en septiembre pasado. Pocas horas después del inicio de la reunión, fuentes del Ministerio de Economía anunciaron que "en las próximas horas" se enviaría una respuesta a la nueva misiva del FMI recibida ayer, sin detallar la oferta argentina.

El organismo multilateral reclama que la composición del comité de bancos que participará en el proceso de canje de los títulos de deuda en poder de los acreedores privados (89.000 millones de dólares) no pueda ser modificada en todo el proceso de negociación. Kirchner tenía previsto firmar ayer los decretos que designan a los bancos elegidos, tres internacionales (Merrill Lynch, UBS y Barclays) y tres entidades que operan en Argentina (Banco Nación, Banco Galicia y BBVA-Banco Francés). La firma de dichos decretos es una de las exigencias del FMI y el Grupo de los Siete (G-7). El Gobierno quiere mantener la potestad para rescindir el contrato con esos bancos cuando lo crea conveniente y rechaza que tengan poder de decisión en la negociación.

El nuevo texto remitido por el FMI plantea también que la propuesta de reestructuración de la deuda tiene que ser aceptada por el 80% de los acreedores, porcentaje que el Gobierno argentino rebaja al 50%. Algunas fuentes sugieren que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, aceptaría el 66%.

Las gestiones fueron muy intensas en las últimas horas, no sólo en Buenos Aires. Mientras en EE UU el directorio del FMI debatía el caso argentino, el presidente del Banco Central de este país, Alfonso Prat-Gay, explicaba en Basilea (Suiza) las metas monetarias y bancarias de la Administración argentina. La única declaración emitida desde la Casa Rosada (sede del Gobierno) hasta última hora fue una escueta frase pronunciada por Kirchner: "Ya está todo dicho".

Calendario

Argentina ha reiterado que sólo hará efectivo el pago que vence hoy si el FMI aprueba la segunda revisión de las metas establecidas en el acuerdo firmado por ambas partes en septiembre pasado. La dirección del organismo multilateral entiende que Argentina ha cumplido las exigencias en el terreno macroeconómico, especialmente las que se refieren a la disciplina fiscal, pero reclama un calendario de la reestructuración de la deuda privada.

En la última semana, prensa, radio y televisión han seguido día a día y minuto a minuto la evolución del estado de ánimo en Washington (sede de los organismos financieros) y Buenos Aires. Todos ellos han presentado como una carrera contrarreloj las gestiones para impedir una nueva suspensión de pagos, que se añadiría al que está en vigor con los acreedores privados desde diciembre de 2001. Los mercados no han mostrado especial inquietud por el eventual impago en día y hora de los 3.100 millones de dólares, a juzgar por los pocos vaivenes que ha experimentado la Bolsa de Buenos Aires y la estabilidad del peso.

Los dos precedentes de incumplimiento de obligaciones no tuvieron mayores consecuencias. En septiembre pasado, el Gobierno de Kirchner no atendió un vencimiento de 2.900 millones de dólares con el FMI, ante la reticencia del organismo a firmar un nuevo acuerdo con Argentina. El problema quedó solventado 48 horas después, con el anuncio de un compromiso por tres años entre ambas partes. Días después, Lavagna anunciaba en la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial la propuesta de reestructuración de la deuda privada argentina, que contempla el pago del 25%. En octubre de 2002, el ex presidente Eduardo Duhalde entró en suspensión de pagos con el Banco Mundial al incumplir durante un mes el pago de una cuota, en señal de protesta por la falta de acuerdo con el FMI. En enero de 2003, Argentina firmó un pacto de transición con el FMI y normalizó la situación con Banco Mundial.

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