Los científicos no han recibido aún el 70% de los fondos para investigación de este año

El Ministerio de Ciencia alega problemas burocráticos para justificar los retrasos

Más de un año después de que se convocaran las ayudas de 2003 para proyectos científicos del Plan Nacional de Investigación, la inmensa mayoría de los investigadores no ha recibido el dinero aprobado. Cuando ya se ha publicado la convocatoria de 2004, el Ministerio de Ciencia y Tecnología reconoce que apenas ha llegado a sus destinatarios el 30% de los fondos de la anterior, porcentaje que otras fuentes ponen en duda. Además, en la convocatoria del año próximo aparece por primera vez la figura de los créditos o anticipos reembolsables que se deben solicitar para obtener la parte correspondient...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Más de un año después de que se convocaran las ayudas de 2003 para proyectos científicos del Plan Nacional de Investigación, la inmensa mayoría de los investigadores no ha recibido el dinero aprobado. Cuando ya se ha publicado la convocatoria de 2004, el Ministerio de Ciencia y Tecnología reconoce que apenas ha llegado a sus destinatarios el 30% de los fondos de la anterior, porcentaje que otras fuentes ponen en duda. Además, en la convocatoria del año próximo aparece por primera vez la figura de los créditos o anticipos reembolsables que se deben solicitar para obtener la parte correspondiente a fondos europeos.

Más información

Los retrasos en la gestión de los fondos destinados a proyectos científicos son ya habituales desde que se creó en 2000 el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCYT), pero los de este año son más llamativos porque se publicó la convocatoria antes de lo habitual (el 31 de octubre de 2002) y se urgió tanto a los investigadores como a los evaluadores a presentar los documentos y tramitarlos con celeridad, de forma que el grueso del trabajo de evaluación estaba terminado en junio pasado y los investigadores recibieron la preceptiva notificación.

Desde entonces, una inexplicada serie de retrasos, no admitida oficialmente por el ministerio que dirige desde septiembre Juan Costa, ha hecho que la mayor parte de los fondos (la convocatoria supuso un total de 260 millones de euros a repartir entre 2.800 proyectos) esté todavía en manos de Hacienda. Por otra parte, Costa ha decidido, tras hacer una consulta a su servicio jurídico, que los llamados técnicamente anticipos reembolsables de los fondos europeos Feder para proyectos no generan deuda, una interpretación muy distinta de la que ha regido hasta ahora.

Los retrasos empezaron, según fuentes cercanas al proceso, con un nuevo programa informático que dio grandes problemas en el verano. Luego se endurecieron los requisitos para la tramitación interna de los proyectos en la secretaría general técnica de CYT y finalmente cambió el subsecretario general, que ha intentado agilizar el proceso, ya muy retrasado.

Además de los retrasos, la insuficiente cuantía concedida a cada proyecto, a juicio de todos los investigadores consultados, y la imposibilidad de pedir más de uno hacen que un número creciente de científicos renuncie a realizar el proyecto, aunque éste haya sido evaluado positivamente y se haya recomendado su realización por su interés para la ciencia y la tecnología españolas. "Tenía pedido un proyecto interesante en colaboración con otra universidad, pero cuando nos dijeron lo que nos daban, una fracción de lo solicitado, vi que con eso no se podía hacer y renunciamos", comenta un catedrático de una universidad de Madrid que prefiere no dar su nombre.

Un experto en política científica explica que, aunque el dinero destinado a proyectos aumenta ligeramente cada año -en la convocatoria de 2004 el incremento ha sido de un 6%- aumentan mucho más los gastos genéricos, entre ellos los que se derivan de los contratos laborales a los antiguos becarios posdoctorales de investigación. Dado que el Gobierno no presupuesta dinero suficiente para cubrir la previsión realista de gastos de los proyectos evaluados positivamente se puede llegar a conceder sólo un 40% de lo solicitado.

En la convocatoria de ayudas de 2004, publicada el pasado 11 de noviembre, aparece por primera vez, recogiendo lo que figuraba en los presupuestos del Estado (ver EL PAÍS del 8 de octubre), la necesidad de solicitar anticipos reembolsables -préstamos a interés cero- que reflejan el dinero procedente de los fondos europeos Feder, que la UE prohibió a España que siguiera adelantando para financiar proyectos de investigación a partir de este año.

Según la convocatoria: "En zonas de objetivo 1, la contribución Feder supondrá un 70% de la financiación total para todos los proyectos aprobados. En zonas de objetivo 2 (Cataluña, Madrid, Aragón, islas Baleares, Navarra, La Rioja y País Vasco) se cofinanciarán con Feder en un 50% aquellos proyectos cuyas entidades beneficiarias tengan su sede en zona elegible". Madrid es la única comunidad en la que no están disponibles fondos Feder para proyectos de investigación.

El ministerio ha decidido que un anticipo reembolsable no es propiamente un préstamo, por lo no genera endeudamiento. Esto va a permitir que puedan acceder a ellos organismos que dependen de CYT como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y que las universidades no tengan en este caso que pedir permiso a sus comunidades autónomas para endeudarse. Pero la decisión suscita dudas, según los expertos, sobre su seguridad jurídica, en caso de que algún organismo que se considere perjudicado la recurra en los tribunales. Ahora está en los tribunales el recurso contra una distribución de fondos para infraestructuras realizada por el ministerio en 2000 que se saltó el trámite imprescindible de convocatoria pública.

CYT tiene la intención de gestionar los anticipos de forma conjunta para los proyectos que presente cada organismo de investigación o universidad, lo que resulta favorable para éstos, ya que esperan recibir antes de lo que solían las cantidades correspondientes. Pero cada proyecto tendrá que llevar contabilidades separadas para la subvención y el anticipo, guardar las facturas y cumplir todos los requisitos que impone Bruselas, lo que hace prever un aumento de la rigidez burocrática, ya muy alta, del sistema de financiación de la ciencia y la tecnología.

El ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa.ULY MARTÍN

Archivado En