Se publica un ensayo sobre las raíces biológicas del amor

Tan sólo un 3% de los mamíferos son monógamos. Entre ellos, según el médico Santiago Lario y el veterinario Luis Santiago Lario, se encuentra el hombre, para quienes el homo-sapiens tradujo la necesidad biológica de mantener una misma pareja en un sentimiento: el amor. Padre e hijo acaban de publicar en Ediciones de El Cobre el volumen Condenados a amar, donde explican la raíz biológica de las relaciones amorosas. Para los autores, aun teniendo en cuenta las influencias culturales, existe una raíz biológica que impone al ser humano buscar una pareja estable. Para asentar esta teoría, lo...

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Tan sólo un 3% de los mamíferos son monógamos. Entre ellos, según el médico Santiago Lario y el veterinario Luis Santiago Lario, se encuentra el hombre, para quienes el homo-sapiens tradujo la necesidad biológica de mantener una misma pareja en un sentimiento: el amor. Padre e hijo acaban de publicar en Ediciones de El Cobre el volumen Condenados a amar, donde explican la raíz biológica de las relaciones amorosas. Para los autores, aun teniendo en cuenta las influencias culturales, existe una raíz biológica que impone al ser humano buscar una pareja estable. Para asentar esta teoría, los autores rebuscan entre ejemplos del mundo animal y exponen distintas teorías evolutivas que refutarían la idea de una raíz interna para explicar el nacimiento del amor. Una propuesta polémica, ya que existen tantas teorías que defienden a la monogamia como algo innato en el ser humano, como las que aseguran que los humanos son promiscuos por naturaleza y se les impone culturalmente mantener una pareja estable.

Los grandes primates son monógamos, los testículos del hombre son relativamente pequeños -lo que significa que no tenía que competir con otros machos para perpetuar su herencia genética- , y las hembras necesitaban la ayuda de una pareja para poder garantizar la supervivencia de las crías. Éstos son sólo algunos de los datos a los que recurren los autores para hacer comprender, por ejemplo, "que la familia se haya extendido como una institución universal", dijo Santiago Lario, que ya publicó en 1996 El gen del amor, donde defendía la misma teoría.

La clave biológica que mantiene este sistema, según Luis Santiago Lario, se encuentra en una sustancia: la feniletilamina. "El elixir del amor", como lo llaman los autores, es un compuesto químico que genera el ser humano cuando mantiene relaciones satisfactorias con una pareja continuada. Lario aclaró que la existencia de parejas "no garantiza que éstas sean fieles, incluso entre animales monógamos se dan deslealtades".

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