Los productores ecológicos de Navarra piden que se prohíba el maíz transgénico

Exigen al Ejecutivo foral que publique la ubicación exacta de los cultivos mutados

El Consejo de la Producción Agraria Ecológica de Navarra (CPAEN) ha pedido al Gobierno foral que prohíba de forma inmediata el cultivo de maíz genéticamente modificado. Reclama asimismo que desarrolle una legislación específica para obligar a las empresas que suministran semillas y plantas transgénicas 'a asumir su plena responsabilidad ambiental y económica' en los posibles daños causados por sus variedades en los cultivos limpios.

La institución que vela por la garantía de las producciones de los agricultores ecológicos de Navarra considera que la contaminación transgénica de t...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El Consejo de la Producción Agraria Ecológica de Navarra (CPAEN) ha pedido al Gobierno foral que prohíba de forma inmediata el cultivo de maíz genéticamente modificado. Reclama asimismo que desarrolle una legislación específica para obligar a las empresas que suministran semillas y plantas transgénicas 'a asumir su plena responsabilidad ambiental y económica' en los posibles daños causados por sus variedades en los cultivos limpios.

La institución que vela por la garantía de las producciones de los agricultores ecológicos de Navarra considera que la contaminación transgénica de tres cultivos ecológicos de maíz y soja detectados la pasada primavera en localidades del sur de la comunidad ha generado, además de grandes daños económicos a los productores, riesgos 'profundos e inquietantes' para el futuro de las producciones agrícolas limpias que pugnan por abrirse un hueco en el mercado agroalimentario.

La contaminación de cultivos ecológicos de maíz y soja obligó a retirar la certificación ecológica al 50% de la producción navarra y se debió a una polinización cruzada (maíz transgénico que poliniza el cultivo ecológico) y a una contaminación de la semilla en origen (semilla de soja que ya venía contaminada), según la investigación de laboratorio. Su detección se debió al cuidadoso seguimiento que realiza el consejo navarro, creado en 1995 para el control de las producciones de 700 productores y 80 elaboradores acogidos al mismo, ya que el reglamento europeo de producción ecológica (CEE 2092/91) no permite la manipulación genética ni poner en el mercado alimentos certificados como ecológicos que contengan contaminación transgénica.

Sin embargo, el costo de este proceso lo tuvieron que afrontar las propias víctimas de la contaminación, los agricultores ecológicos, en una evidente vulneración del asumido principio comunitario de que 'quien contamina, paga'. Para impedir esta situación, el consejo se ha dirigido al Gobierno de Navarra y a otras instancias implicadas, exigiendo, entre otras cosas, la inmediata introducción de controles públicos 'sistemáticos y obligatorios' de todas las semillas y plantas empleadas en la agricultura, convencional o ecológica, para prevenir la contaminación en origen, caso actual de la soja en Navarra. Además, han pedido al Ejecutivo la publicación urgente de información pública 'escrita y cartográfica' que indique dónde están ubicados los cultivos de maíz transgénico (Compa CB, de la compañía Syngenta) existentes en la Comunidad foral, una información, recuerda el consejo, que debe tener el Ministerio de Agricultura según el Anexo de la orden del BOE de 1998 de inclusión de la variedad Compa CB en el Registro de Variedades Comerciales. El CPAEN recuerda que, al encontrar contaminación de ADN foráneo, las cosechas ecológicas afectadas fueron retiradas del circuito de producción-consumo ecológico, con el consiguiente perjuicio para los productores (pago de los análisis, pérdida del valor añadido de las cosechas) y para los consumidores de sus alimentos, que 'no pueden disfrutar de la seguridad que les ofrece este sistema productivo'. No obstante, el consejo añade que la situación tiene también impactos negativos en el patrimonio genético español, pese a ser España un país firmante del Convenio de Biodiversidad.

'Agricultores indefensos'

En la carta remitida al Gobierno de Navarra por el presidente del consejo, Pedro Gumiel Rueda, se propone, asimismo, la convocatoria 'urgente y abierta' a la participación de los agentes sociales agrarios de la Comisión de Biodiversidad de Navarra. En esa reunión se deberían analizar 'el incumplimiento' de la legislación española sobre la incorporación de variedades de maíz transgénico al Registro de Variedades Comerciales del Ministerio de Agricultura, las lagunas actuales en la legislación europea 'que dejan indefensos a los agricultores cuyas cosechas resulten contaminadas', y las fórmulas para 'garantizar la libre elección del productor y consumidor ecológico'.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

De igual forma, se ha pedido que se reúna la Comisión especial del Parlamento de Navarra sobre ingeniería genética y el asesoramiento y asistencia técnica de los servicios legales del Gobierno de Navarra a los agricultores ecológicos afectados 'para exigir responsabilidades a las empresas suministradoras' de semillas contaminadas.

Según la conclusión de un estudio elaborado por el Instituto Técnico y de Gestión Agrícola dependiente del Gobierno de Navarra, el maíz transgénico no ofrece ninguna ventaja extra para los cultivadores, dado que su producción es similar e incluso inferior al de las variedades tradicionales. Aunque es algo más resistente a la plaga de taladro, no evita tantas pérdidas como para aconsejarlo en una zona donde, salvo años puntuales, la incidencia de esta plaga no es excesiva. Tras estudiar durante tres años el único maíz transgénico autorizado en Navarra, el Compa CB, del que se cultivan doscientas hectáreas, se comprobó que no era interesante ni en producción ni en precio, ya que, además, era ligeramente más caro que el natural.

Archivado En