Hamás en la clandestinidad

El Gobierno palestino prohíbe los actos del 14º aniversario de la organización fundamentalista

Hamás, la primera fuerza de la oposición fundamentalista palestina, celebró ayer, en el silencio de la clandestinidad, el 14º aniversario de su fundación, el año 1997.

En la clandestinidad se encuentran refugiados la mayor parte de los dirigentes de Hamás, después de que los Gobiernos de Israel y de Palestina lanzaran sobre ellos una operación de acoso y derribo. Yasir Arafat prohibió todos los actos conmemorativos, incluido un gran mitin que debía de haberse celebrado, como todos los años, en el estadio municipal de Gaza, capital.

Es tiempo de silencio. El jeque Ahmed Yasin, de ...

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Hamás, la primera fuerza de la oposición fundamentalista palestina, celebró ayer, en el silencio de la clandestinidad, el 14º aniversario de su fundación, el año 1997.

En la clandestinidad se encuentran refugiados la mayor parte de los dirigentes de Hamás, después de que los Gobiernos de Israel y de Palestina lanzaran sobre ellos una operación de acoso y derribo. Yasir Arafat prohibió todos los actos conmemorativos, incluido un gran mitin que debía de haberse celebrado, como todos los años, en el estadio municipal de Gaza, capital.

Es tiempo de silencio. El jeque Ahmed Yasin, de 64 años, líder espiritual y fundador de Hamás, se deslizó ayer al mediodía como una sombra por las calles arenosas del campo de refugiados de Sabra, en los suburbios de Gaza, para dirigirse desde su casa a la mezquita cercana, La Casa del Islam. Allí Yasin participó en la plegaria del último viernes de Ramadán, que coincidió además con el 14º aniversario del nacimiento de su organización fundamentalista Hamás.

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Un miliciano de las Brigadas de Ezzedine Al Qasam, con un fusil de asalto M-16 cruzado en su espalda, empujaba la silla de ruedas, en la que Yasin vive postrado desde hace más de una veintena de años, mientras otros miembros del ejercito secreto de Hamás lo custodiaban. Los pies inertes del jeque se balanceaban en el aire, metidos en unos toscos zapatones negros, y hacían peligrar el equilibrio de una manta de color rosa, que una de sus hijas había colocado sobre sus rodillas. Cuando la comitiva pasó ante un reducido grupo de periodistas, el anciano dirigió la mirada hacia el suelo, como dando a entender que no tenía nada que decir.

Uno de los fieles acólitos de Yasin trataba de diculparse con un 'son momentos muy difíciles'. Al mismo tiempo, recordaba que la noche anterior, cuando se encontraba orando en la mezquita de Safra, en el barrio cercano de Joret al Shams, escapó milagrosamente de un ataque de los helicópteros israelíes.

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Dos helicópteros Apache cruzaron por la noche Gaza para dirigirse, sin dudarlo un instante, como si estuvieran teleguiados por un confidente, a los alrededores del templo para lanzar a continuación un par de misiles. El primero se incrustó en la arena en un flanco de la mezquita, hizo temblar el edificio y arrancó las ventanas de cuajo. El segundo fue a parar en el patio de la casa en la que vive con otros 49 miembros de su familia Abdel Nabi Doghmosh, un obrero en paro de 43 años. Sólo una de sus tres mujeres resultó herida.

El jeque Yasin no es el único miembro de Hamás que se ha cerrado en un hermético silencio. Los otros dirigentes de la organización, desde el locuaz Abdelaziz Rantisi al cauto Mahmoud al Azar, también prefieren no aparecer en público. Ellos, como la mayoría de los cuadros de Hamás, han optado por la clandestinidad en un intento de eludir la represión de las tropas israelíes y de la policía palestina.

Las contadas oficinas de Hamás en Gaza han cerrado sus puertas de forma voluntaria. Se trata de un acto de inusitada prudencia, después de haber colocado en la fachada un cartel escrito con rotulador en el que se puede leer: 'Nos hemos ido a rezar'.

'Es la situación más crítica de nuestro movimiento desde que fuera fundado hace 14 años. Hemos pasado situaciones similares, pero nunca tan angustiosas. No es el momento de declaraciones', aseguraba un dirigente de segunda fila, mientras alzaba la tapadora de su escondrijo. La misma cautela se detectaba ayer en la mezquita de Palestina, el baluarte de Hamás en Gaza, donde ayer el imán se limitó a hablar de Dios, el Profeta y del mes sagrado del Ramadán. Concluyó el imán con una única acotación política: 'Los misiles israelíes quieren acabar con la Autoridad Palestina, pero Dios nos protegerá'.

Jaled Mechaal, responsable del aparato político de Hamás en el exilio, fue el único en hablar en voz alta. Lo hizo desde Damasco, para anunciar que la organización proseguirá los ataques contra Israel: 'La resistencia no se detendrá. Nuestras operaciones son una respuesta a las matanzas perpetradas contra nuestro pueblo por Ariel Sharon'.

Una mujer palestina alimenta a su hijo frente a su casa, destruida por los ataques israelíes.EPA

Sharon puentea a Yasir Arafat

El mediador norteamericano, el ex general Anthony Zinni, quiere pasar las vacaciones de Navidad en su casa de Estados Unidos. Antes quiere completar un amplio abanico de entrevistas con otros mediadores internacionales en la zona, incluido el embajador español, Miguel Ángel Moratinos. Pero ninguna de estas iniciativas parece afectar a los planes políticos del primer ministro Ariel Sharon, que está decidido a abrir vías de negociación con líderes locales palestinos, puenteando y acorralando al presidente Yasir Arafat, que permanece bloqueado en su residencia de Ramala. Sharon trata de convertir a los principales jefes de la seguridad palestina en interlocutores de Israel. La operación cuenta con el apoyo de su ministro de Defensa, el laborista Benjamín Ben Eliezer, que confirmaba ayer estos contactos. Por su parte, el jefe de la diplomacia, Simon Peres, aseguraba que esta iniciativa supone un error, ya que 'Arafat no está aún muerto'.

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