DESARME DEL IRA

Los unionistas vuelven a la Asamblea del Ulster

Irlanda del Norte recupera la normalidad

El inicio de desarme del IRA ha producido resultados inmediatos. La Asamblea de Belfast reanudó ayer sus sesiones con la presencia del grupo de ministros unionistas que dimitieron la semana pasada. Su retorno al palacio de Stormont es un preludio a la reelección del dimisionario ministro principal, el líder unionista David Trimble, y de su homólogo en las filas nacionalistas. Antes de recuperar su cargo, Trimble debe obtener el sábado el respaldo de su partido.

Tras meses de incertidumbre, la normalidad comienza a regresar a la política norirlandesa. En la mañana de ayer, dos dirigentes...

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El inicio de desarme del IRA ha producido resultados inmediatos. La Asamblea de Belfast reanudó ayer sus sesiones con la presencia del grupo de ministros unionistas que dimitieron la semana pasada. Su retorno al palacio de Stormont es un preludio a la reelección del dimisionario ministro principal, el líder unionista David Trimble, y de su homólogo en las filas nacionalistas. Antes de recuperar su cargo, Trimble debe obtener el sábado el respaldo de su partido.

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Tras meses de incertidumbre, la normalidad comienza a regresar a la política norirlandesa. En la mañana de ayer, dos dirigentes del Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés), la formación del radical Ian Paisley, se hicieron cargo de sendas carteras ministeriales. El DUP recibió con escepticismo la confirmación, el martes, de que el IRA ha comenzado a inutilizar las armas, pero su acto de protesta se limitó a mantener vigente su estrategia de 'rotación ministerial'. Es un artilugio para restar fluidez al trabajo del autogobierno y que se materializa con el relevo de sus dos ministros cada cierto periodo de tiempo.

El DUP siguió los pasos de sus rivales unionistas, el UUP de Trimble, que retomaron horas antes las tres carteras ministeriales que cosecharon en las elecciones autonómicas de 1998. La puntilla de la estabilidad institucional se sellará el sábado durante la reunión extraordinaria del Consejo Unionista. Trimble se presenta ante los 110 miembros del consejo con el trasfondo del desarme, cuyo inicio atribuye a la presión ejercida sobre el Sinn Fein con su dimisión como ministro principal del Ulster, el pasado julio. En recompensa, demanda el respaldo del UUP para regresar al Ejecutivo compartido con nacionalistas y republicanos.

Trimble parece entrever la victoria de su moción. En cuestión está el grado del apoyo a un líder encajonado por el ala radical de su formación. Sus voces vuelven a escucharse. Entre ellas, la de Jeffrey Donaldson, candidato a hacerse con el liderazgo, quien elevó ayer sus sospechas sobre las intenciones reales del movimiento republicano. En dos ocasiones anteriores, el UUP se prestó a compartir Gobierno con el Sinn Fein en base a promesas o gestos de que el inicio del desarme era inminente. En sendas ocasiones, Trimble se sintió engañado y Donaldson quiere asegurar ahora la inutilización permanente de todo el armamento del IRA.

Por ello, Donaldson y el resto de los escépticos unionistas pondrán limitaciones al regreso del UUP al autogobierno. La reelección de Trimble, sugieren, deberá estar condicionada a que el IRA se comprometa a concluir el decomiso de sus armas en febrero de 2002, cuando expira la gestión de la Comisión Internacional Independiente del Desarme. El Gobierno británico, mientras tanto, ha indicado que dicho plazo puede prorrogarse. Frente al secretismo que rodea la inutilización de las armas del IRA, el Ejército británico invitó ayer a la cámaras de televisión a filmar el desmantelamiento de sus instalaciones. Cuatro comisarías fortificadas y torres de observación comienzan a desaparecer de la campiña norilandesa en reacción a la 'importante reducción de la amenaza', según reiteró ayer un portavoz de las fuerzas de seguridad. Todas ellas se localizan en el llamado territorio de bandidos, en zonas de arraigo republicano, próximas a la frontera con la República de Irlanda, que la policia y el Ejército no patrullan por tierra desde los años setenta.

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Un soldado británico trabaja en el desmantelamiento de un fortín militar en Camlough, en Irlanda del Norte.AP

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