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Crítica:TOP GIRLS | TEATRO | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Chicas que sufren

Todo mujeres: autora, directora, actrices. Si piensan ustedes que se trata de una obra feminista, acertarán. Su autora es considerada como una 'clásica moderna' en Londres. Se estrenó en 1982; en estos 20 años ha cambiado mucho la vida. Cuando al final de la obra se aborda directamente la política, en una discusión entre dos hermanas, una defiende a la Thatcher y otra la acusa de 'roja'. Otros tiempos. Diría yo que el feminismo ha sido utilizado por todas las señoras y señores Thatcher o Blair del mundo para añadir trabajo barato y nuevos elementos de consumo a las mujeres, y que la lucha de clases no está tan anticuada como dice la conservadora.

Es una obra rara. O sea, muy original. Son varias obras conjuntas, con una dramaturgia osada. Mejor. Comienza en un restaurante de Londres donde Marlene invita a sus amigas porque la han nombrado directora de una agencia de colocación de mujeres, Top Girls. Marlene interroga a las optantes de trabajo: todas son desgraciadas por culpa de algún hombre, pero la thatcheriana Marlene ofrece trabajos de explotación. Dentro de todo esto empieza a crecer un melodrama: la niña que adora a Marlene es en realidad hija suya, pero la han hecho pasar por su sobrina para ocultar el nacimiento ilícito. Esto será lo que conduzca a la situación final, que antes cito, de la discusión entre conservadurismo y algo que va más allá del laborismo: quizá un fondo comunista en un barrio irredento.

TOP GIRLS

De Caryl Churchill (1982) Directora: Magüi Mira. Traducción: Roberto Berzal. Escenografía: Javier Ruiz de Alegía. Intepretes: Arancha Aranguren, Mar Díez, Gema Garcillán, Cristina Arranz, María Álvarez, Lola Velacoracho, Isabel Pintor, Elisa Martínez-Sierra. I Sainz. Sala Lagrada. Madrid.

Aunque las actrices sean admirables y Magüi Mira vierta en la forma de contarlo todo su conocimiento, ni la obra es fácil ni el terrible calor de la nueva sala, ayuda. El martirio de los espectadores es inferior al de las actrices: el que mira está inmóvil; pero ellas, en constante movimiento. El desnudo total y general en unos momentos, completamente obvio aunque decorativo, se envidiaba. Supongo que alguna feminista verá mal esta exhibición, como los gritos finales más bien machistas de 'guapas'. Lo son; pero lo importante era el verdadero ejercicio de interpretación que estaban haciendo. Al final, el clima podía con ellas. Habrá que esperar que la obra venga pronto a Madrid en buena temporada: es inteligente e interesante.

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