LA REVOLUCIÓN GENÉTICA

El anuncio político se precipitó hace siete meses

El 26 de junio de 2000 la Casa Blanca fue escenario del inusual anuncio de un avance científico: la lectura del genoma humano completo, en ceremonia presidida por el presidente Clinton. Ún anuncio precipitado, como se ha demostrado en estos más de siete meses que han necesitado los científicos para obtener datos suficientemente fiables para su publicación.

El genoma que entonces se anunció era, como se ha comprobado después, apenas un conglomerado desordenado de secuencias que no permitían siquiera conocer el número de genes de la especie humana. Y, sin embargo, para llegar a esa ceremo...

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El 26 de junio de 2000 la Casa Blanca fue escenario del inusual anuncio de un avance científico: la lectura del genoma humano completo, en ceremonia presidida por el presidente Clinton. Ún anuncio precipitado, como se ha demostrado en estos más de siete meses que han necesitado los científicos para obtener datos suficientemente fiables para su publicación.

El genoma que entonces se anunció era, como se ha comprobado después, apenas un conglomerado desordenado de secuencias que no permitían siquiera conocer el número de genes de la especie humana. Y, sin embargo, para llegar a esa ceremonia fueron necesarias maniobras diplomáticas complicadas que permitieron hacer las paces cara a la galería a los dos contendientes que competían por ser los primeros en lograr ese hito: el consorcio publico del genoma humano, formado por científicos de 20 países e impulsado desde 1990 por organismos públicos de Estados Unidos y el Reino Unido, y la empresa Celera Genomics, creada en 1998 por el científico estadounidense Craig Venter como desafío a los esfuerzos públicos de secuenciación y con el objetivo de rentabilizar este conocimiento.

A pesar de la tregua alcanzada entonces, los dos equipos han trabajado en su mayor parte por separado y cada uno publica esta semana su genoma. Las críticas mutuas han bajado de tono y ambos equipos reconocen que han uitilizado material o técnicas del otro. Al final, los biólogos disponen de una secuencia completa, aunque imperfecta, mucho antes de lo esperado.

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