El fantasma de los falsos llega a la obra gráfica

Coleccionistas y galeristas alertan sobre la compra de arte a vendedores no profesionales

"A nadie le gusta que le tomen el pelo y, francamente, me molestó mucho cuando me enteré de las falsificaciones, tuve sensación de engaño y también de extrañeza porque es muy raro que alguien se ponga a falsificar un de chirico, que no es un autor muy conocido", afirma J. G., un profesional que vive entre Suiza y Bilbao y que el pasado agosto compró, por 350.000 pesetas, un grabado del pintor metafísico Giorgio de Chirico que le había cautivado en una galería bilbaína. La persona que organizó aquella exposición de obra gráfica de grandes artistas en la sala vasca, A. L., fue detenida, y...

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"A nadie le gusta que le tomen el pelo y, francamente, me molestó mucho cuando me enteré de las falsificaciones, tuve sensación de engaño y también de extrañeza porque es muy raro que alguien se ponga a falsificar un de chirico, que no es un autor muy conocido", afirma J. G., un profesional que vive entre Suiza y Bilbao y que el pasado agosto compró, por 350.000 pesetas, un grabado del pintor metafísico Giorgio de Chirico que le había cautivado en una galería bilbaína. La persona que organizó aquella exposición de obra gráfica de grandes artistas en la sala vasca, A. L., fue detenida, y posteriormente puesta en libertad, dentro de lo que se conoce como la Operación Artista, en la que la Policía Judicial ha invertido 18 meses de investigaciones, aún no concluidas, que llevaron al desmantelamiento de una supuesta red de falsificadores de obra gráfica. El abogado de uno de los acusados, Francesc Jufresa, se mostró muy sorprendido por la noticia, ya que, explicó, "la causa está declarada expresamente secreta incluso para las partes"; negó que se tratara de una banda, y adelantó que pediría todo tipo de pruebas para demostrar que las obras no son falsas.J. G. está aún pensándose si presentará denuncia y tampoco tiene constancia de que su grabado sea falso, aunque sí vio que una obra muy similar del artista había aparecido en la lista que tiene la Interpol, organismo que también ha intervenido en el caso, de obras robadas (www.interpol. int). Lo cierto es que la investigación, aún en curso, puede ser larga, ya que, efectivamente, se sospecha que están mezcladas obras auténticas con las falsificadas. Con todo, algunos de los expertos que las han visto afirman que la mayoría son falsas, aunque estaban realizadas a partir de grabados o litografías originales y se habían copiado en algunos casos con gran destreza técnica, por lo que sólo se distinguían por el tipo de papel, el orden de impresión de los colores o, en según qué casos, con la firma.

La Operación Artista comenzó a raíz de una denuncia de la Fundació Miró de Barcelona, entidad con capacidad jurídica para expender certificados de autenticidad de la obra gráfica del artista, que había detectado que se había producido un aumento de falsos en el mercado. Tirando del hilo, la Policía Judicial consiguió desenredar la madeja cuya trama e implicados se dieron a conocer el pasado lunes. Fue entonces cuando saltó la alarma entre los galeristas. Hacía ya un tiempo que se había detectado una inusual cantidad de litografías de la Marilyn de Warhol en el mercado barcelonés, lo que había empezado a despertar sospechas. Además, excepto en el caso de Picasso -cuyos grabados falsos están registrados incluso en su catálogo razonado de obra gráfica- o Dalí -artista que llegó a firmar hojas en blanco, lo que hizo aumentar la desconfianza-, no es normal que se produzcan falsificaciones a gran escala de obra gráfica, por la dificultad que implica y porque no suele resultarles rentable a los falsificadores. Se temía una reacción de desconfianza entre los coleccionistas.Al día siguiente, la galería Joan Gaspar, de Barcelona, inauguraba una exposición de obra gráfica de Miró, acto al que acudió también la hija y un nieto del artista, y, naturalmente, uno de los temas de conversación de la noche fue el de las falsificaciones. Joan Gaspar reconoce que la coincidencia le desagradó: "Yo estoy tranquilo sobre la procedencia de las obras, pero cuando saltó la noticia al principio me preocupó el efecto que pudiera tener en los compradores. Me animé cuando, la misma mañana, una señora vino para comprar un grabado de Tàpies, y cuando le comenté que era muy valiente al venir en un día como éste me contestó: 'yo ya sé a dónde voy a comprar'. Fue un alivio". Otras dos galerías de Barcelona también han inaugurado exposiciones de obra gráfica de Picasso y Chillida estos días sin que en ningún caso se haya notado una especial preocupación por parte de los potenciales compradores. Tampoco en las fundaciones Miró o Tàpies se ha notado un aumento significativo de consultas.

"Estoy tranquílismo y no tengo ninguna duda respecto a la autenticidad de las obras que poseo", señala Javier M., coleccionista de Barcelona que cuenta entre sus fondos con obra gráfica de Miró, Tàpies y Chillida. "Para un coleccionista es más importante el galerista que el artista porque es él quien conoce las reglas de juego de este mercado y el que puede ayudarte. Hace más de veinte años que colecciono arte y sólo me he encontrado con dos casos de falsificaciones, que, además, fueron detectadas por los mismos galeristas, que, evidentemente, me reembolsaron el dinero. Lo que es seguro es que no hay chollos y se tiene que acudir a los profesionales".

Es lo mismo que recomiendan las asociaciones de galerías, para las que este caso puede ser positivo, ya que ayuda a clarificar el mercado. "En el fondo es bueno lo que ha pasado porque así la gente comprará con más cuidado", afirma Juan de Muga, de Ediciones Polígrafa, algunos de cuyos grabados de Miró fueron elegidos por los falsificadores para la copia. "La mayoría de nuestras ediciones están ya agotadas y hay que ir con cuidado con lo que sale al mercado o, cuando menos, consultar a las fuentes editoras. Lo que es seguro es que cuando se compra muy bien de precio es posible que haya gato encerrado". "A lo mejor esto es un nuevo paso para acabar con el intrusismo, que es uno de los objetivos que tenemos en la Unión de Galerías de España", afirma Jordi Barnadas, miembro de la junta de este organismo.

La perfección que alcanzan las falsificaciones hace que para ojos inexpertos sean difíciles de detectar. Pero no sólo el precio cae en picado cuando esto sucede. Javier M., el coleccionista de Barcelona, lo tiene claro: "Descolgaría inmediatamente este grabado de Chillido del que he disfrutado durante años si me dijeran que es falso. Es como si te dicen que tu hijo no es tuyo, lo sigues queriendo, pero no es lo mismo. Cuando compras una obra pagas no sólo por la técnica o el placer estético, sino también por la creatividad o la innovación que supone el trabajo de un artista. Es una satisfacción simbólica que desaparece con la falsificación".

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