Seguridad alimentaria

Dos víctimas francesas de las 'vacas locas' demandan al Estado y la UE

Acusan de negligencia a las autoridades

Un abogado de París presentará hoy dos demandas por "envenenamiento y homicidios involuntarios", en nombre de las familias de dos víctimas francesas de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la variante humana de las vacas locas. Las familias demandantes son las de una mujer de 36 años, Laurence Duhamel, fallecida en un hospital de París, y de un joven de 19 años, Arnaud Eboli, actualmente enfermo. Los demandantes se dirigen contra autoridades francesas, el Reino Unido y la UE, a cuyas autoridades -de momento indeterminadas- se imputa no haber tomado las medidas necesarias.

La sombra del c...

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Un abogado de París presentará hoy dos demandas por "envenenamiento y homicidios involuntarios", en nombre de las familias de dos víctimas francesas de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la variante humana de las vacas locas. Las familias demandantes son las de una mujer de 36 años, Laurence Duhamel, fallecida en un hospital de París, y de un joven de 19 años, Arnaud Eboli, actualmente enfermo. Los demandantes se dirigen contra autoridades francesas, el Reino Unido y la UE, a cuyas autoridades -de momento indeterminadas- se imputa no haber tomado las medidas necesarias.

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La sombra del caso de la sangre contaminada con el virus del sida, por el que fueron procesadas treinta personas a principios de los 90, planea ahora sobre el caso de las vacas locas. El abogado que ha preparado las demandas, François Honnorat, es el que representó a varias de las familias afectadas por el caso de la sangre contaminada. "Es lo mismo que el asunto de la sangre, pero con dimensión internacional", explica el letrado.Las consecuencias judiciales de la sangre contaminada alcanzaron al entonces primer ministro y actual ministro de Economía, Laurent Fabius, quien se vio implicado, con otras treinta personas, en diligencias por "homicidio involuntario". Fabius se vio finalmente exonerado de responsabilidad en aquel asunto, pero aún hay treinta procesados.

Sobre las vacas locas, Honnorat argumenta que las presiones económicas y políticas han pesado más que la protección de la salud. Así, atribuye a las autoridades francesas haber dado prioridad a "evitar un movimiento de pánico que fragilizara al sector bovino y frenara la construcción del mercado único europeo".

La demanda se centra en la "exportación masiva" de productos bovinos del Reino Unido. Este país prohibió el consumo humano de los animales sacrificados en 1989, pero exportó 78.417 toneladas de carne de vacuno hacia otros países de la UE entre ese año y el de 1996, de las cuales 47.890 fueron a Francia.

Las exportaciones de piensos con restos de harinas animales continuaron hacia los países europeos, mientras que eran prohibidos en la alimentación de los rumiantes británicos. A la Comisión Europea se le reprocha haberse preocupado más del mercado de la carne que de los riesgos para la salud, favoreciendo la contaminación con su "pasividad".

Mientras tanto, el consumo de carne de vacuno ha caído en Francia en torno al 30% y 40% respecto a antes de la crisis iniciada con el descubrimiento de que carne de una vaca sospechosa de haber padecido la EEB había sido introducida en los circuitos de distribución de 40 hipermercados. Ahora el Ministerio de Agricultura acaba de anunciar el caso número 100 de enfermedad en la cabaña nacional.

El Gobierno del primer ministro, el socialista Lionel Jospin, ha designado al prefecto Jean-Paul Proust como responsable de la operación de almacenar todos los piensos con harinas animales y destruirlos.

Su hipótesis de trabajo es tener que almacenar unas 400.000 ó 500.000 toneladas entre cuatro y seis meses de tiempo. Unas 180.000 toneladas podrán almacenarse en instalaciones militares y se han pedido depósitos a las petroleras.

Después habrá que resolver el problema de quemar esos restos. Para el responsable de la misión "nada se opone a que se exporten las harinas para su incineración en el extranjero". A tal efecto, el territorio francés ha sido dividido en siete zonas.

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