Tribuna:

Abrir puertas

No quiero hablar de los muchos méritos académicos que justifican sobradamente el ingreso de Carmen Iglesias en la Real Academia de la Lengua. Pero ya que se me ofrece la oportunidad de manifestarme en esta ocasión, quiero resaltar básicamente el infrecuente privilegio que hemos tenido los que la conocemos en fraternal amistad. Para mí, como para muchas personas que no han sufrido la fea pasión de la envidia ante su brillantísimo recorrido profesional y personal, su amistad ha sido y es una rara fuente de enriquecimiento, hasta el punto de abrir puertas al conocimiento y la reflexión que han ll...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

No quiero hablar de los muchos méritos académicos que justifican sobradamente el ingreso de Carmen Iglesias en la Real Academia de la Lengua. Pero ya que se me ofrece la oportunidad de manifestarme en esta ocasión, quiero resaltar básicamente el infrecuente privilegio que hemos tenido los que la conocemos en fraternal amistad. Para mí, como para muchas personas que no han sufrido la fea pasión de la envidia ante su brillantísimo recorrido profesional y personal, su amistad ha sido y es una rara fuente de enriquecimiento, hasta el punto de abrir puertas al conocimiento y la reflexión que han llegado a delimitar una frontera que divide el antes y después de haberla conocido. No me produce ningún pudor manifestar estos apasionados sentimientos porque, por otra parte, creo que ayudan a perfilar a la persona cuyo rigor profesional no discute nadie.

Más información

Aurelio Torrente es director de la Fundación Miró de Palma de Mallorca.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En