CUMBRE DE HELSINKI

Roma y Berlín acusan a Londres de proteger a los evasores fiscales tras el fracaso en la armonización

La intransigencia de Londres, que impidió en la madrugada de ayer que la Unión Europea alcanzara un histórico acuerdo para armonizar la fiscalidad del ahorro, ha suscitado la ira de sus socios. Las críticas al Gobierno de Tony Blair, que ha decidido seguir bloqueando el acuerdo para mantener la opacidad fiscal en el mercado de eurobonos de la City londinense, han sido particularmente amargas entre sus compañeros de filas de la izquierda socialdemócrata.Vincenzo Visco, ministro italiano de Economía, le preguntó con amargura a su colega británico, Gordon Brown: "¿Acaso su Gobierno pretende que l...

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La intransigencia de Londres, que impidió en la madrugada de ayer que la Unión Europea alcanzara un histórico acuerdo para armonizar la fiscalidad del ahorro, ha suscitado la ira de sus socios. Las críticas al Gobierno de Tony Blair, que ha decidido seguir bloqueando el acuerdo para mantener la opacidad fiscal en el mercado de eurobonos de la City londinense, han sido particularmente amargas entre sus compañeros de filas de la izquierda socialdemócrata.Vincenzo Visco, ministro italiano de Economía, le preguntó con amargura a su colega británico, Gordon Brown: "¿Acaso su Gobierno pretende que los pobres paguen más impuestos que los ricos?". Visco tocaba así el punto neurálgico de la cuestión. La falta de normas comunes sobre la fiscalidad del ahorro ha tenido una consecuencia fatal: desde que entró en vigor la libre circulación de capitales, el 1 de julio de 1990, los impuestos sobre los rendimientos del capital se han reducido en siete puntos y los que gravan el trabajo han aumentado en 10 puntos.

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Eso se debe a la competencia desleal que practican los Gobiernos de la Unión Europea al reducir los impuestos sobre el capital para atraer inversión financiera. Pero esas rebajas las compensan aumentando las cargas laborales. Para romper ese círculo vicioso es necesario un acuerdo a nivel comunitario para imponer una retención sobre los rendimientos del capital o, como alternativa, acatar la obligación de informar al resto de administraciones fiscales sobre la identidad y rendimientos obtenidos por los inversores de otros países de la Unión.

Ese acuerdo, perseguido desde hace casi 10 años, parecía otra vez al alcance de la mano. Pero el Reino Unido lo bloquea desde hace semanas y ha mantenido el bloqueo en Helsinki. Empeñado en que sus eurobonos tengan el privilegio de quedar al margen de la norma común, advierte de que "ése es un problema internacional que traspasa las fronteras de la UE". Londres alega que sólo así evitará su desaparición, convencido de que en cuanto se haga la luz fiscal sobre los inversores en eurobonos, éstos preferirán trasladar su inversión a otros paraísos financieros igualmente opacos.

Rechazo indignado

Una protección de la evasión fiscal que provocó el rechazo casi indignado del ministro alemán, Hans Eichel. "Estoy absolutamente decepcionado. No podemos tener paraísos fiscales para unos pocos ciudadanos en Europa", declaró en la noche del jueves, madrugada ya del viernes, al constatarse el nuevo fracaso del Ecofin tras cuatro horas de reunión informal.

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Un fracaso que el Consejo Europeo intentó superar ayer con una mera declaración de intenciones: "Todos los ciudadanos residentes en un Estado miembro deben pagar todos los impuestos que corresponden a los ingresos generados por sus ahorros". A juicio del vicepresidente segundo del Gobierno español, Rodrigo Rato, "se trata de una declaración política de gran importancia".

Pero lo único que ha quedado claro de la presencia de los ministros del Ecofin en Helsinki es que, una vez más, han logrado tener una excusa para estar presentes en un Consejo Europeo. Aunque todos sabían, antes de llegar a Helsinki, que no alcanzarían ningún acuerdo en el tema que les ha permitido estar junto a los primeros ministros.

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