Destrozado un tramo del canal de plomo del Acueducto
Los gamberros han destrozado gran parte de la nueva canalización de plomo con que el Acueducto de Segovia, declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad, iba a recuperar su función hidráulica original tras las obras de restauración, aunque será de manera simbólica y para suministrar algunas fuentes ornamentales.Según un informe de la Junta de Castilla y León, no es la primera vez que esta canalización, colocada a su vez sobre el canal del monumento, es deformada debido a actos de vandalismo.
El arquitecto director de las obras, Francisco Jurado, estima que se encuentran destro...
Los gamberros han destrozado gran parte de la nueva canalización de plomo con que el Acueducto de Segovia, declarado por la Unesco como patrimonio de la humanidad, iba a recuperar su función hidráulica original tras las obras de restauración, aunque será de manera simbólica y para suministrar algunas fuentes ornamentales.Según un informe de la Junta de Castilla y León, no es la primera vez que esta canalización, colocada a su vez sobre el canal del monumento, es deformada debido a actos de vandalismo.
El arquitecto director de las obras, Francisco Jurado, estima que se encuentran destrozados entre 150 y 200 metros del canal del total de los 700 metros instalados. Han sido pisados y doblados.
Jurado explicó que se ha querido mantener el Acueducto como un monumento vivo, aunque se optó porque la canalización fuera de plomo sobre la de piedra, de forma que se pudiera retirar en cualquier momento.
Como no es la primera vez que se registran los destrozos, la empresa Geocisa ha optado por no repararlos hasta el final de las obras, de la que es adjudicataria. Mientras, el alcalde de Segovia, Ramón Escobar, ha explicado que también se esperará hasta ese momento para adoptar medidas de seguridad, con el fin de evitar el acceso a la parte alta de la obra romana.
Más del 75% del Acueducto ha sido ya objeto de trabajos de consolidación, en un proyecto que aborda el Gobierno regional, desde 1992, con un coste próximo a los 1.000 millones de pesetas, de los que 300 millones han sido financiados por la Fundación Caja Madrid. Aunque el plazo de la ejecución total está fijado para enero del próximo año, Francisco Jurado estima que puede concluir este verano.