La dificultad de hacer diagnósticos

A pesar de que Dean Hamer, quizá por lo mucho que ha sido criticado por sus métodos desde 1993, cuando publicó el estudio sobre la componente genética de la homosexualidad, se muestra cauto en sus afirmaciones, éstas siguen siendo recibidas con cierto escepticismo por los especialistas en genética, que en su mayoría no creen que resulte factible hacer diagnósticos genéticos de los comportamientos.

El mayor problema es que muchos biólogos no creen que se puedan medir con suficiente rigor científico los rasgos psicológicos por lo que resultaría imposible correlacionarlos con rasgos fí...

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A pesar de que Dean Hamer, quizá por lo mucho que ha sido criticado por sus métodos desde 1993, cuando publicó el estudio sobre la componente genética de la homosexualidad, se muestra cauto en sus afirmaciones, éstas siguen siendo recibidas con cierto escepticismo por los especialistas en genética, que en su mayoría no creen que resulte factible hacer diagnósticos genéticos de los comportamientos.

El mayor problema es que muchos biólogos no creen que se puedan medir con suficiente rigor científico los rasgos psicológicos por lo que resultaría imposible correlacionarlos con rasgos físicos. Hamer aseguró que los rasgos de comportamiento pueden ser medidos sistemáticamente y que de lo que se trata no es tanto de encontrar la base biológica como de identificar los componentes que diferencian a una persona de otra e influyen en su bienestar.

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Influencias cruzadas

Un experto le hizo notar que si al final resulta que para el comportamiento neurótico, por ejemplo, existen decenas de genes con influencias cruzadas será imposible realizar diagnósticos precisos de qué es lo que influye en qué. Hamer reconoció que, si los genes no suman sus efectos, sí resultará difícil. En general, Hamer apuntaló sus teorías recordando que el cerebro es un órgano más, influido por hormonas y enzimas reguladas por genes. Cree que este campo va a servir para hacer diagnósticos psiquiátricos diferenciados, para evaluar las distintas razones biológicas para las adicciones, y también para hacer drogas diseñadas para un ajuste fino del comportamiento. Y advirtió de graves peligros en el uso de todo este conocimiento: "Las empresas tabacaleras pueden identificar a los adictos y dirigirse a ellos específicamente, y también a los demás, asegurándoles que no se van a enganchar. Asimismo se puede querer cambiar los genes malos y afectar a otras muchas cosas sin querer".

La visión de Hamer sobre la influencia genética en la orientación sexual es que éste es un factor positivo para los que reivindican su condición de homosexuales, ya que indica que se trata de una orientación normal en algunas personas y no una elección que hacen en una fase de su vida. La correlación con la homosexualidad femenina no la ha encontrado, lo que le lleva a pensar que ésta es mucho más compleja.

Hamer empezó su trabajo sobre orientación sexual derivándolo del que realizaba en el Instituto Nacional del Cáncer sobre el sarcoma de Kaposi, ligado al sida. Ahora justifica su dedicación a la base genética del comportamiento estudiando la adicción al tabaco.

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