FESTIVAL DE CINE DE SITGES

"Algunas derrotas son mejores que ciertas victorias", afirma Mario Gas

El director y actor teatral debuta como cineasta con "El pianista"

Mario Gas llevaba tiempo dándole vueltas a la posibilidad de dirigir una película. Esa oportunidad empezó a materializarse en 1995, cuando la productora Isona Passola le propuso adaptar El pianista, de Manuel Vázquez Montalbán. "No tardé en aceptar, pues la novela me había gustado mucho y planteaba un tema interesante: el de la derrota", dice Gas, que considera que algunas derrotas son mejores que ciertas victorias.

El tema de la derrota en El pianista "está ejemplificado en esos dos músicos que, en un momento de sus vidas, toman opciones distintas y acaban recogiendo los frutos lóg...

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Mario Gas llevaba tiempo dándole vueltas a la posibilidad de dirigir una película. Esa oportunidad empezó a materializarse en 1995, cuando la productora Isona Passola le propuso adaptar El pianista, de Manuel Vázquez Montalbán. "No tardé en aceptar, pues la novela me había gustado mucho y planteaba un tema interesante: el de la derrota", dice Gas, que considera que algunas derrotas son mejores que ciertas victorias.

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El tema de la derrota en El pianista "está ejemplificado en esos dos músicos que, en un momento de sus vidas, toman opciones distintas y acaban recogiendo los frutos lógicos de esas decisiones. El bueno, el solidario, acaba de pianista en un tugurio de Barcelona. El malo, el egoísta, triunfa en todo el mundo. A partir de ahí, todo el mundo puede sacar sus conclusiones y tomar partido por quien quiera, ya que nos movemos en una necesaria ambigüedad. Personalmente, sólo diré que hay derrotas que parecen más interesantes que ciertas victorias".Mario Gas no ha encontrado mucha diferencia, a la hora del trabajo, entre el teatro y el cine: "Sólo las obvias. El teatro es un plano fijo que tu subdivides con la ayuda de la luz. El cine se expresa a través de la cámara, que es la que prima unos momentos sobre otros. Aparte de eso, todo es más o menos lo mismo, especialmente el trabajo con los actores".

El pianista cuenta con algunas secuencias que funcionarían perfectamente en el escenario, pero que en el cine dan la razón a Hitchcock cuando decía que lo que no suma resta. El espectador se pasa un buen rato esperando que empiece la relación entre Pere Ponce, Jordi Mollá y Paulina Gálvez, pero acaba perdiéndose en largas escenas corales protagonizadas por personajes que desaparecen de pronto sin que nadie les vuelva a ver. Pero eso no es un problema para Mario Gas: "No es fácil adaptar una novela y sé que podríamos haber optado por centrarnos en los tres protagonistas, pero no es eso lo que yo quería. Yo me planteé esa película como una historia en la que habían de confluir forzosamente lo general con lo particular. He querido hacer algo más que una historia de amor. Y, en ese sentido, esas secuencias que alguien puede opinar que sobran a mí me son muy útiles".

Luis Doria, el elegante canalla al que da vida Jordi Mollá, recuerda poderosamente a un Salvador Dalí al que se le hubiera cambiado el pincel por un piano: "Eso ya sucede en la novela, y es algo a lo que los escritores son muy dados. La actitud de Doria se parece a la de Dalí, ciertamente: es un tipo que sólo piensa en sí mismo y en su carrera".

Mario Gas ha encontrado muy satisfactoria la experiencia cinematográfica y aspira a repetirla: "Hay proyectos al respecto, pero todos en un estado tan embrionario que es muy pronto para hablar de ellos".

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