Reportaje:

El poder de la ONU en el país de Sadam

"Se trata del mayor programa de la ONU en un país", reconoce Eduardo Vetere, director de la oficina del enviado especial para Irak, Prakash Shah. En efecto, la Oficina del Coordinador Humanitario para Irak (UNOCHI, en sus siglas en inglés) supervisa un gasto total anual de 5.000 millones de dólares (unos 750.000 millones de pesetas), el doble del presupuesto bianual ordinario de la propia organización internacional. En torno a 450 personas (inspectores de desarme excluidos) gestionan, con la ayuda de un millar de contratados locales, los proyectos.El dinero proviene del programa conocido como ...

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"Se trata del mayor programa de la ONU en un país", reconoce Eduardo Vetere, director de la oficina del enviado especial para Irak, Prakash Shah. En efecto, la Oficina del Coordinador Humanitario para Irak (UNOCHI, en sus siglas en inglés) supervisa un gasto total anual de 5.000 millones de dólares (unos 750.000 millones de pesetas), el doble del presupuesto bianual ordinario de la propia organización internacional. En torno a 450 personas (inspectores de desarme excluidos) gestionan, con la ayuda de un millar de contratados locales, los proyectos.El dinero proviene del programa conocido como "petróleo por alimentos" aprobado por el Consejo de Seguridad en abril de 1995 (resolución 986) para hacer frente a la situación de emergencia humanitaria fruto de las sanciones internacionales. El rechazo de Bagdad a los términos de la resolución retrasó su puesta en práctica hasta julio de 1996.

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Desde entonces se han llevado a cabo tres fases del programa, y nos encontramos en la etapa final de la cuarta. Básicamente, el programa permite que Irak venda petróleo por un importe limitado cada seis meses para la compra de productos de primera necesidad (el 66% de los ingresos; otro 30% está destinado a compensar a Kuwait y otros países afectados por la guerra que motivó las sanciones, y el 4%, a los gastos de gestión).

Un aumento frustrado

En los tres primeros semestres el techo se fijó en 2.000 millones de dólares, de los que 1.300 millones fueron destinados al programa humanitario. En la cuarta fase, que concluirá el próximo 24 de noviembre, se ha aumentado hasta 5.200 millones el importe por el cual Irak puede vender crudo, pero el "estado lamentable" de sus instalaciones y el bajo precio del petróleo van a impedir que se superen los 2.800, lo que deja para la ayuda humanitaria apenas 1.500 frente a los 2.800 previstos. "Habrá que reducir nuestros planes", reconoce Eric Falt, portavoz de la UNOCHI."Ha servido para financiar la gestión de la ONU y para las compensaciones, pero no para procurar alimentos o agua o para reducir la mortalidad, que son los criterios para valorar su éxito", ha denunciado el Gobierno iraquí por boca de su ministro de Comercio, Mohamed Mehdi Saleh. "Ya han pasado las dos terceras partes del cuarto semestre en que se aplica el programa, y los retrasos en aprobar los contratos de piezas de repuesto para la industria petrolera van a impedirnos alcanzar las ventas que se habían previsto para esta fase", se quejaba recientemente Saleh antes de apuntar a Washington y Londres como los dos Gobiernos que frenan el proceso en el comité de sanciones.

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