Una lengua humanista y creadora
( ... ) Festejamos hoy los despejados caminos de nuestra lengua, cada vez más extendida y mejor cultivada por sus hablantes y escritores, fundida en la fraternal unión de los pueblos hispanohablantes y embellecida por el encanto de los acentos americanos. Esta mañana destaca de manera especial uno de ellos, el de la querida Cuba, al hacer entrega del Premio Cervantes a uno de los más conspicuos escritores que ha dado la isla: el feliz autor de Tres tristes tigres, monumento a la versatilidad de nuestro idioma, a su aguda comprensión del mundo, a sus infinitas capacidades de manifestación esté...
( ... ) Festejamos hoy los despejados caminos de nuestra lengua, cada vez más extendida y mejor cultivada por sus hablantes y escritores, fundida en la fraternal unión de los pueblos hispanohablantes y embellecida por el encanto de los acentos americanos. Esta mañana destaca de manera especial uno de ellos, el de la querida Cuba, al hacer entrega del Premio Cervantes a uno de los más conspicuos escritores que ha dado la isla: el feliz autor de Tres tristes tigres, monumento a la versatilidad de nuestro idioma, a su aguda comprensión del mundo, a sus infinitas capacidades de manifestación estética.
Este año de 1998 completa simbólicamente el ciclo de una década que ha visto nacer a la Comunidad Iberoamericana de Naciones y en la que hemos conmemorado el V Centenario del Descubrimiento y, con él, el cimiento de la casa común que con tanto amor hemos ido construyendo.
Un hogar en el que hacemos realidad nuestros proyectos, y en particular el de una cultura orgullosa de sus raíces, nutrida de solidaridad, enamorada de la libertad, y que despliega su imaginación creadora al amparo y por el camino de nuestra lengua común.
Este espíritu late en la persona y la obra de Cabrera Infante, empezando por su relación con el formidable personaje histórico, cultural y literario de Cuba que fue José Martí. ( ... ) Si Cabrera afirma que Martí es toda una literatura y siempre habrá una historia literaria, también es cierto que el autor de La Habana para un Infante difunto tendrá siempre lugar de honor en esa historia.
Y lo ha de tener, sobre todo, por los acendrados valores literarios, tan cubanos, tan hispánicos, tan universales que resplandecen en su obra, canónica y ejemplar, muy próxima y concordante con la cervantina por su capacidad de aunar, desde abiertos postulados personales, lo particular con lo universal.
A la sombra de Cervantes, a su modo y medida, también Guillermo Cabrera elige su ciudad y su país para transformarlos literariamente y, sin perder un adarme de su esencia particular intransferible, en ciudad y país universales y acogedores. Desde sus primeros textos, Cuba está presente. La Habana es el principio y fin de su andadura. Y pues tiene su residencia, desde hace años,en Londres, quizá convenga recor dar la palabras de Dickens: "Comprendió que deseaba ser ciudadano del mundo". Pretensión que Cabrera Infante realiza a través de una propuesta literaria convencida y convincente y una vocación insobornable y contrastada. Su vida es una permanente transferencia literaria de la realidad que a todos afecta, con la que ha creado un mundo complejo y atractivo en otra dimensión de la misma realidad que vive y transfigura. Su labor ha ido ahormando una lengua humanista y creadora, con la que vida, lengua y literatura constituyen un todo armonioso. La suya es una literatura que potencia el gozo sensible junto al placer de la razón, ( ... ) y en ella el humor tiene un papel preponderante.