Un impulso político que terminó pronto

Desde que la primera nave, de la URSS, se acerca a la Luna en 1959, hasta que el hombre pisa el satélite por primera vez, sólo pasan 10 años. Un tiempo muy corto para una excursión tan larga y difícil, hecha posible por el impulso político emanado de la guerra fría que sostenían entonces Estados Unidos y la URSS. La decisión del presidente Kennedy, en 1963, de enviar un hombre a la Luna se convierte así en ejemplo de cómo una hazaña tecnológica es posible cuando se ponen detrás todo el dinero y el apoyo político necesarios.

Pero al suspenderse el impulso político y haberse trasl...

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Desde que la primera nave, de la URSS, se acerca a la Luna en 1959, hasta que el hombre pisa el satélite por primera vez, sólo pasan 10 años. Un tiempo muy corto para una excursión tan larga y difícil, hecha posible por el impulso político emanado de la guerra fría que sostenían entonces Estados Unidos y la URSS. La decisión del presidente Kennedy, en 1963, de enviar un hombre a la Luna se convierte así en ejemplo de cómo una hazaña tecnológica es posible cuando se ponen detrás todo el dinero y el apoyo político necesarios.

Pero al suspenderse el impulso político y haberse trasladado la guerra fría a otros escenarios, el carísimo programa Apolo fue abandonado repentinamente en 1972.

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Sus resultados fueron espectaculares y cambiaron la visión que el ser humano tiene de sí mismo y de su entorno. Sin embargo, su rentabilidad científica fue minúscula en relación con su altísimo coste.

La exploración del sistema solar se realiza generalmente ahora con naves no tripuladas, robots que no sólo llegan a los planetas más lejanos sino que han rebasado Plutón. Entre 1959 y 1976, EE UU y la URSS enviaron casi medio centenar de naves a la Luna.

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