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DIECISEISAVOS DE FINAL DE LA COPA DE LA UEFA

Moya salva un partido mediocre

El Valencia supera al Slavia de Praga y deja franca la eliminatoria

VIaovic, que vivía una noche anodina, despertó en una jugada llena de talento para que Moya plantara una pica valencianista en Praga. En realidad, Moya fue el hombre que rescató de la miseria un partido andrajoso y dejó así franca la eliminatoria para el Valencia, mucho más equipo que un devaluado Slavia. Con esta victoria, el equipo de Luis parece despojarse definitivamente de la especie de virus que le inoculó el brasileño Romario al cuerpo del grupo.El partido se le presentó al Valencia repleto de inconvenientes: campo pequeño e irregular, rival de presión impertinente y juego muy directo. El balón se convirtió en un bien despreciado por ambos equipos, y en medio de todo aquello sólo un hombre, Romero, aportó cierto gusto en el toque. Curioso lo que ha sucedido con Romero. Desapareció del equipo por aquel penalti bisoño que le regaló al Bayern y regresó al grupo justo en la competición europea. Una muestra evidente de las dotes psicológicas de su entrenador.

Pero aquello era una cita de poca categoría, acorde con las condiciones deplorables del estadio, impropio de una competición continental. Los centrales del Slavia eran lentos según el espía del Valencia José Manuel Rielo, y, sin embargo, ni Claudio López ni VIaovic le sacaban un solo cuerpo por velocidad. Llevaban plomo en los tobillos. Los dos puntas sufrían una noche desastrosa y Luis se puso a hurgar en el banquillo en busca de Moya.

Sin embargo, la delantera del Valencia, que se presumía fortísima en la pretemporada, ha quedado muy devaluada. Traspasado Viola y empaquetado Romario, el equipo recuerda más que nunca la marcha de Mijatovic, que además de goles generaba confianza en todo el equipo.

El Slavia tuvo el inicio gaseoso que se esperaba, sobre todo por la puerta que abrió Ulich en el lado derecho, y luego se dedicó a tender la trampa preferida de la selección checa en la Eurocopa: todos atrás y salidas de estampida. Poco más podía hacer el conjunto checo, completamente expoliado con la marcha de sus mejores hombres tras el escaparate de la Copa de Inglaterra (Poborsky, Suchoparek, Bejbl y Smicer). Aquel equipo, que tenía una pinta interesante, se ha venido abajo. El Valencia era un lío tremendo en todas sus líneas y, pese a ello, seguía con un resultado reconfortante.

Tras el descanso, apareció Moya y con él cierta luz en el ataque. Parecía entonces que el Valencia asumiría su jerarquía y el Slavia se retiraría a los cuarteles de invierno. Pero no sucedió ni una cosa ni otra. El juego prosiguió su tendencia zarrapastrosa y Luis hizo saltar a José Ignacio para tratar de cerrar los orificios del resultado.

El cambio táctico de Aragonés tuvo un efecto inmediato. Se adelantó Karpin a la media punta y el Valencia ganó el punto de dinamismo necesario para volcar la eliminatoria a su favor. Al final, la innecesaria expulsión de José Ignacio propició la avalancha agónica del Slavia, que rozó el empate en un par de acciones de bombeo.

De la escasa calidad del partido dejaron constancia las declaraciones de Fernando al finalizar el mismo. El centrocampista valenciano se mostró enojado con el juego de su equipo, así como con su sustitución. Mucho más satisfecho apareció Moya, que aludió a su estado de gracia: "Todo lo que toco lo convierto en oro. Estoy enrachado", afirmó.

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