Difícil combinación de sabio y de poeta
Existen dos clases de eruditos e historiadores: unos puramente científicos, objetivos, plenos de ciencia positiva y otros que, además de esto, añaden a sus trabajos un alto valor literario, y en el caso de Don Emilio García Gómez un sentido poético nada vulgar. Hasta tal punto que sobre García Gómez muchos han solido lamentar que no se dedicara más a trabajos puramente literarios o poéticos.La verdad es que uno de sus primeros libros, Poemas arábigo andaluces, es una traducción de bellos ejemplos de la lírica árabe, pero una traducción con un sentido poético verdaderamente sorprendente;...
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Existen dos clases de eruditos e historiadores: unos puramente científicos, objetivos, plenos de ciencia positiva y otros que, además de esto, añaden a sus trabajos un alto valor literario, y en el caso de Don Emilio García Gómez un sentido poético nada vulgar. Hasta tal punto que sobre García Gómez muchos han solido lamentar que no se dedicara más a trabajos puramente literarios o poéticos.La verdad es que uno de sus primeros libros, Poemas arábigo andaluces, es una traducción de bellos ejemplos de la lírica árabe, pero una traducción con un sentido poético verdaderamente sorprendente; y, en efecto, sorprendió desde los primeros tiempos la llegada de este joven arabista al mundo de las letras. Luego ha tenido también libros de ensayo y crónica como por ejemplo La silla del moro, que acreditan su manejo espontáneo y fácil de los recursos literarios.
Por lo tanto, en suma, Emilio García Gómez reunía a la vez su condición de sabio y su condición de poeta, algo que no se da con demasiada facilidad. Por otra parte, la vida de Emilio García Gómez ha sido muy rica en experiencias muy diversas, y ha gozado de la amistad de los hombres más grandes de su tiempo, y en especial de don José Ortega y Gasset, que le distinguía como un amigo y como un compañero de viaje.
Yo conocí a don Emilio García Gómez, en plena juventud, por una especial circustancia: porque yo acudía a una tertulia después de cenar en el Café Guría de San Sebastián, adonde él acudía también en verano.
Y después, como el senior de la tertulia, le acompañábamos paseando por la Zurriola al piso donde veraneaba don Miguel Asín Palacios, su gran maestro.
Todo esto, unido a sus estancias de joven profesor en El Cairo y, mucho más tarde, a su actividad como diplomático en Ankara, Bagdad y otras capitales de oriente le hicieron acumular muchos saberes y hasta un enorme anecdotario. Era extraordinario oír hablar a Emilio García Gómez; tenía una voz recia y sonora y era admirable conversador.
Fernando Chueca Goitia es arquitecto y miembro de las academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando.