Deslumbrante intimidad
Creador insondable, cuya invención y genio desbordantes no dejan nunca de asombrarnos, Picasso reservó para sí, para la intimidad de su mirada, un extensísimo volumen de obra. Asimilable no ya sólo a buena parte de lo mejor de su producción, sino con seguridad incluso, en su sentido más profundo, a aquello que vendría a constituir, en un entramado de motivaciones muy diversas, el laberinto más privado y reservadamente personal de lo que la mirada del pintor interrogaba en su entorno.Su identidad original, como parte de esos "picassos de Picasso" , es, sin duda, lo que confiere esa particular y extraña emoción al itinerario que tejen las obras de esta colección excepcional. Emoción acentuada desde luego a través de la voluntad que guió su elección -vocación de rastrear una intimidad más personal, superpuesta a esa otra elección, íntima ya, conformada por el mismo artista-, que de modo ejemplar nos ha descrito la propia Christine Ruiz Picasso.
Y, naturalmente, la misma circunstancia, excepcional e irrepetible, de que ésta sea también la primera ocasión en que se exhibe públicamente el conjunto de la colección refuerza, aún más si cabe, la sensación de adentramos en una estancia, tan secreta como reveladora, de las entrañas de la creación picassiana, de la trastienda amueblada por lo esencial de sus motivaciones e inquietudes, sus perplejidades y afectos.
Esta muestra soberbia construye, en tal sentido, un itinerario que recorre, de punta a cabo, toda la trayectoria del artista, iluminando muchos y muy diversos aspectos de la creación y la personalidad picassianas. El conjunto contiene encuentros deslumbrantes: en pintura, entre otros, los retratos de Olga Koklova con mantilla y Paulo con gorro blanco, la delicada claridad de Hombre desnudo contemplando a su compañera dormida, la misteriosa Figura femenina del 46, el desgarrado, derroche postrero de la Bañista o de Los amantes; en el estupendo conjunto de dibujos, el de Botella de Bass..., Los ojos del artista, la Composición del 33, el Busto de hombre con camiseta a rayas.
No podemos dejar, pues, de celebrar con un entusiasmo sin reservas la iniciativa de esta primera mirada" picassiana, especialmente cuando con ellas empieza a enmendarse, al menos en la tierra natal del artista, una deuda bochornosa, la de esa herida abierta que la España oficial mantiene alegremente en la mezquina atención dedicada hasta la fecha a la gran figura vertebral del arte de este siglo.
Babelia
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