Georges Smoot, satisfecho por el hallazgo sobre el principio del Universo hecho en Canarias

El astrofísico estadounidense, triste porque la NASA ha desconectado el satélite 'Cobe'

George Smoot, el astrofísico estadounidense que, hace casi dos años, afirmó haber encontrado en el universo indicios de las semillas de las galaxias, ha llegado a España pocos días después de que un equipo de españoles y británicos confirmara su descubrimiento y diera un nuevo paso en el estudio del cosmos, con antenas del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Smoot utilizó el ya famoso satélite Cobe (NASA). "El Experimento Tenerife es muy bueno y está muy bien hecho. Sus datos y los nuestros coinciden, creo que efectivamente estamos viendo lo mismo en el universo primitivo". dice Smoot...

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George Smoot, el astrofísico estadounidense que, hace casi dos años, afirmó haber encontrado en el universo indicios de las semillas de las galaxias, ha llegado a España pocos días después de que un equipo de españoles y británicos confirmara su descubrimiento y diera un nuevo paso en el estudio del cosmos, con antenas del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Smoot utilizó el ya famoso satélite Cobe (NASA). "El Experimento Tenerife es muy bueno y está muy bien hecho. Sus datos y los nuestros coinciden, creo que efectivamente estamos viendo lo mismo en el universo primitivo". dice Smoot

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"Conozco muy bien a Rafael Rebolo y a Rod Davies [los investigadores español y británico que dirigen el Experimento Tenerife]. Yo he estado en Canarias y ellos en California para discutir los experimentos y los datos", dice Smoot. "Esperábamos sus resultados para comprobar que coinciden con los nuestros y estamos muy contentos". Smoot reconoce que si el Experimento Tenerife no hubiera encontrado estos indicios del origen de las galaxias hace 15.000 millones de años, habría sido un serio problema para lo descubierto con el Cobe."Además, Tenerife señala en el cielo dos puntos concretos donde están estas estructuras del universo primitivo", comenta Smoot, que ha venido a España a presentar su libro Arrugas en el Tiempo (Plaza y Janés) y que dio el pasado martes una conferencia en el Planetario de Madrid.

Desde hace dos años, este astrofísico mantiene una popularidad poco común para un científico, ha escrito el libro en colaboración con el periodista Keay Davidson y viaja a menudo por todo el mundo, pero sigue trabajando en el Laboratorio Lawrence Berkeley (California) y en la Universidad. "Ahora tengo que dar más clases, porque han reducido el dinero y somos menos profesores", dice.

Las últimas señales

En diciembre pasado, después de cuatro años, la NASA suspendió el presupuesto para el Cobe y los investigadores ya no reciben nuevos datos: "Es muy triste, el satélite sigue allí arriba enviando información y nadie le escucha en la Tierra. Intenté mantener la misión pero no ha habido forma". Cobe estaba en perfecto funcionamiento cuando se recibieron las últimas señales y sigue dando vueltas a la Tierra. Smoot reconoce que todavía mira al cielo, de vez en cuando, para verlo pasar como un puntito luminoso sobre California.Mientras tanto, sigue procesando los datos que envió el satélite en 1992 y 1993, y publicará dentro de pocos meses los resultados de 1991. "Creo que tenemos las dos estructuras en el cielo que ha señalado el Experimento Tenerife, aunque no hemos hecho todavía la comparación minuciosa", dice. En el IAC han encontrado dos estructuras -minúsculas diferencias de temperatura en la radiación remanente de la gran explosión que dió origen al universo- en la franja de cielo que abarcan las antenas de Tenerife; Smoot calcula que debe haber unas 50 o 60 de ese tamaño en toda la bóveda y muchas menos de mayor tamaño. "Laura Cayón [investigadora española de la Universidad de Santander] está en Berkeley haciendo una estimación independiente de la mía de las estructuras que vamos a encontrar en el todo cielo", dice.

Además, el astrofísico estadounidense está ya metido en nuevos. proyectos para el próximo siglo: el satélite Cobras cuyo diseño ha sido aprobado por la Agencia Europea del Espacio, y el proyecto Samba francés.

Smoot relata en su libro cómo se hizo el experimento Cobe, sus precedentes y el significado del descubrimiento. Pero sobre todo narra como entienden los cosmólogos el universo. "Son conceptos difíciles de explicar porque son ideas diferentes de la experiencia cotidiana. La idea de que el universo está expandiéndose es simple, pero no estamos acostumbrados a ella". Asegura que conceptos como la curvatura del espacio se pueden explicar con imágenes pero recuerda que igualmente complicado debió ser contar a la gente que la Tierra es redonda cuando ésta era una idea completamente nueva y contraria a su experiencia en un mundo aparentemente plano.

Preguntas eternas

"Todas las personas, en todas las culturas, se han preguntado de dónde vienen, por eso a la gente le interesa tanto el Big Bang y la cosmología. El problema de la creación se lo ha planteado siempre el ser humano", dice Smoot. Pero los científicos, con la teoría del Big Bang no abordan la creación, sino la evolución del cosmos desde un instante después de la explosión inicial. "Queremos abordar también el origen, pero estamos entrenados para ser muy cuidadosos con el método científico, razondo sobre observaciones y pruebas", dice, y el preciso instante inicial queda fuera del método científico.La investigación es también una aventura y Smoot relata con placer anécdotas de sus 20 años de experimentos cosmológicos; por ejemplo, el vuelo de un enorme globo con detectores de rayos cósmicos que acabó estrellado contra el suelo en una granja de Dakota (EE UU) ante el asombro de los granjeros que creían que era un platillo volante.

En cuanto al futuro, recuerda que están en marcha varios programas de observación importantes sobre las enanas marrones (posible forma de materia que están investigando dos equipos). "Otros científicos intentan detectar, en minas y en aceleradores, nuevas posibles partículas constituyentes de la materia oscura", dice. También confía en la valiosa información que puede obtener el telescopio espacial Hubble arreglado. "Hay que mantener los oídos bien abiertos porque pueden descubrirse cosas revolucionarias", dice.

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