Bernardo Atxaga publica una novela sobre el mundial de fútbol de 1982
La trayectoria literaria del escritor vasco Bernardo Atxaga sufre una inflexión con su nueva novela, Gizona bere bakardadean (El hombre solo, en la versión en castellano), una obra de corte realista ambientada en Barcelona durante la celebración del Mundial de fútbol de 1982 que abandona el entorno imaginario, característico de otras narraciones suyas. Atxaga, de 42 años, el más leído de los autores en euskera, conmocionó en 1989 el mundo de la literatura vasca con su anterior novela, Obabakoak, al obtener el Premio Nacional de Literatura, el Premio de la Crítica para narrati...
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La trayectoria literaria del escritor vasco Bernardo Atxaga sufre una inflexión con su nueva novela, Gizona bere bakardadean (El hombre solo, en la versión en castellano), una obra de corte realista ambientada en Barcelona durante la celebración del Mundial de fútbol de 1982 que abandona el entorno imaginario, característico de otras narraciones suyas. Atxaga, de 42 años, el más leído de los autores en euskera, conmocionó en 1989 el mundo de la literatura vasca con su anterior novela, Obabakoak, al obtener el Premio Nacional de Literatura, el Premio de la Crítica para narrativa en euskera y el Premio Euskadi.
"Cuando acabé de escribir Obabakoak estaba seguro de que era el fin de una época", explica el autor. "Quizá algunos recursos técnicos empleados en Gizona bere bakardadean puedan recordar otras obras', pero el resto no tiene relación alguna con mis obras de narrativa anteriores. Es una novela más madura".
La obra ha sido publicada por Pamiela, una pequeña editorial de Pamplona, y antes de tres meses aparecerá su versión en castellano de la mano de Ediciones B. Se trata de una novela de 400 páginas, cuya acción, salpicada de escenas de suspense, se desarrolla en un pequeño hotel barcelonés donde se aloja la selección polaca de fútbol.
Bernardo Atxaga (el seudónimo que Joseba Irazu utiliza desde su etapa de estudiante de Económicas en la Facultad de Bilbao) ha dedicado ocho meses de trabajo intensivo, la mitad de ellos aislado en un pequeño pueblo de Extremadura, sin teléfono ni periódicos.