Irwin Winkler y Robert de Niro rompen el tabú de la 'caza de brujas' en Hollywood

Entre 1950 y, 1955, el llamado Comité de Actividades Antiamericanas (AAC) -creado tras la II guerra mundial por el senador estadounidense Parnell Thomas para investigar las actividades políticas izquierdistas en Estados Unidos- desató, va bajo la presidencia de otro senador, un exaltado de ideología fascista llamado Joseph McCarthy, una furiosa persecución contra la libertad de ideas políticas en el cine. Colaboraron en esta caza de brujas, uno dentro y otro fuera del AAC, Richard Nixon y Ronald Reagan, futuros presidentes. De ahí la conversión posterior de este vidrioso asunto en un tabú para...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Entre 1950 y, 1955, el llamado Comité de Actividades Antiamericanas (AAC) -creado tras la II guerra mundial por el senador estadounidense Parnell Thomas para investigar las actividades políticas izquierdistas en Estados Unidos- desató, va bajo la presidencia de otro senador, un exaltado de ideología fascista llamado Joseph McCarthy, una furiosa persecución contra la libertad de ideas políticas en el cine. Colaboraron en esta caza de brujas, uno dentro y otro fuera del AAC, Richard Nixon y Ronald Reagan, futuros presidentes. De ahí la conversión posterior de este vidrioso asunto en un tabú para el cine. Con Culpable de sospecha, el director Irwin Winkler y, el actor Robert de Niro rompen ese tabú.

Más información

Dice Winkler: "En los años sesenta se hicieron aproximaciones al maccarthismo en cine y en una serie de televisión, pero de forma. indirecta. Después, nada; o como mucho, vagas referencias en alguna película. El asunto como tal era intocable por el cine. Hemos hecho Culpable de sospecha para acabar con ese cerco de silencio"."Nos daríamos por satisfechos", prosigue el productor norteamericano, que ahora se convierte por primera vez en director y escritor de un filme, "con ser los primeros, aunque no seamos los mejores, en arrojar luz sobre este sombrío periodo de la historia de nuestro país. Es necesario seguir haciendo otras películas sobre estos acontecimientos, pues en Estados Unidos la gente debe conocer por fin la verdad de lo que ocurrió entonces, ya que así entenderá mejor lo que ocurre ahora. La caza de brujas, que con el AAC alcanzó grados de crueldad, histeria y paroxismo inconcebible, sigue todavía existiendo, como su precedente, la censura Hays, se sigue ejerciendo. Las técnicas represivas se han refinado mucho durante los periodos presidenciales de Nixon y Reagan".

Ambos presidentes fueron engranajes -el primero como fiscal y ejecutor del AAC y el segundo como comparsa, confidente y delator- de aquella convulsión política que aniquiló la carrera de centenares de cincastas, arruinó infinidad de vidas y acabó con la de unos cuantos, entre ellos John Garfield, actor genial y estrella de primera magnitud, que se embarcó en una vida suicida tras ir a parar a la cárcel por negarse a acusar de cornunistas a sus compañeros. Murió Garfield en la plenitud de su talento. "Hay que hacer películas sobre todas estas cosas", añade Winkler. terribles que sean o precisamente porque son terribles. Y ése es el mensaje que lleva Culpable de sospecha. No hemos pretendido agotar un asunto que es inagotable, sino sólo iniciar su exploración".

Rasgos de realidad

Robert de Niro intepreta en el filme a un director de primera línea del Hollywood de entonces. Su personaje es imaginario, pero reúne en su personalidad rasgos de directores, actores y escritores reales -John Berry, Arthur Miller, John Huston, Dashiell Hammett, Dalton Trumbo- entre los muchos que se negaron a capitular ante la inquisición de McCarthy. El trabajo del actor cor,lleva por ello una gran diflcultad que resuelve con talento, logrando de la dispersión del personaje una fisonomía unitaria y perfectamente creíble.

Dan la réplica a De Niro Sam Wanamaker, que interpreta a un abogado al servicio del magnate de la Twenty-Century-Fox Zanuck, que terminó ofreciendo sus servicios a McCarthy, y Jorge Wendt, quien encarna a un clineasta delator sobre el que planean las sombras de Ella Kazan, Robert Rossen, Edward Dmytryk y otros hombres de cine que denunciaron a compaflieros comunistas y a simples simpatizantes, unos por miedo a la cárcel y la ruina, y otros por odio al estalinismo, al que habían conocido por dentro y del que se habían apartado.

Fue -como describió con dureza, pero también con verdad Orson Welles- el naufragio de la izquierda intelectual estadounidense en sus piscinas de lujo. Pero fue también el cormenzo del Fin de Hollywood como Atenas contemporánea: la mayor concentración de nigenios de la historia del arte de nuestro tiempo. Desde entorices, el legendario barrio de Los Ángeles fue convirtiéndose poco a poco en lo que es hoy, una enforme oficina de marketing, de contratación, controly venta de producciones audiovisuales en serie.

En Culpable de sospecha Martin Scorsese interpreta al gran Joseph Losey y hay apariciones o alusiones directas a Sterling Hayden, Otto Premiriger, Humphrey Bogart, Ella Kazan ... Aparecen Marilyn Monroe y Howard Hawks; y Gary Cooper -que fue delator, como Robert Taylor, Adolphe Menjou y otras celebridades- durante el rodaje de Solo ante el peligro, en el que se encuentra de visita un individuo de edad mediana, desaliñado, con sombrero blanco y mirada amistosa, tuerta y socarrona, que dice a Robert de Niro cuando éste es expulsado por rojo del rodaje: "Suerte, muchacho. Vas a necesitarla". No se le nombra, pero su aire de hombre lacónico, ausente y generoso sólo puede ser el de John Ford.

Algo esquemática, pero divertida e interesante película, Culpable de sospecha es simplemente aceptable, pero es de esas películas que abren camino a otras mejores que ellas.

Más información en la última página.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En