"Peligran la libertad, la justicia y la solidaridad"

El texto íntegro del comunicado es el siguiente: "Como ciudadanos, los abajo firmantes, responsables de diversos sectores de la Administración de Cultura del Estado español, queremos manifestar nuestra más firme posición contra la realidad del conflicto que asola el golfo Pérsico, poniendo en peligro la estabilidad y el futuro de gran parte del planeta.Creemos que la paz es un valor supremo, al igual que lo son la libertad, ]ajusticia y la solidaridad. Cuatro valores que se encuentran amenazados por la dialéctica de barbarie que esta guerra genera y seguirá propiciando.

Es cierto que es...

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El texto íntegro del comunicado es el siguiente: "Como ciudadanos, los abajo firmantes, responsables de diversos sectores de la Administración de Cultura del Estado español, queremos manifestar nuestra más firme posición contra la realidad del conflicto que asola el golfo Pérsico, poniendo en peligro la estabilidad y el futuro de gran parte del planeta.Creemos que la paz es un valor supremo, al igual que lo son la libertad, ]ajusticia y la solidaridad. Cuatro valores que se encuentran amenazados por la dialéctica de barbarie que esta guerra genera y seguirá propiciando.

Es cierto que este conflicto empezó a primeros de agosto, pero también lo es que sus causas y mecanismos se pusieron en marcha mucho antes, fruto de una cadena de intereses que no tuvieron, precisamente, la libertad, la justicia, la solidaridad y la paz como objetivos. También es cierto que la ilegal e injusta ocupación de Kuwait por el dictador Sadam Husein es un hecho execrable, característico de quien, alentado en otro tiempo por quienes hoy le combaten, ya sólo atiende a los dictados de una megalomanía nefasta. Pero lo que se desencadena el 17 de enero es una guerra masiva cuya lógica de destrucción preludia una dinámica de consecuencias imprevisibles. Las muertes causadas en todos los países afectados -y ocultadas al mundo para evitar la evidencia del horror- conculcan el derecho internacional con la misma dureza que el trato vejatorio a los prisioneros. Son distintas caras de una misma lógica: la guerra.

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Esta lógica, alejándose cada vez más de los objetivos de las Naciones Unidas, está conduciendo a un cre ciente enfrentamiento entre los paí ses árabes, sus pueblos y los gobier nos occidentales, perdiéndose la posibilidad de un diálogo entre culturas distintas, imprescindible para la paz y la convivencia. La posibilidad de este diálogo constituye una razón de ser irrenunciable para el papel que se ha encomendado a quienes firmamos este documento Este papel nos lleva también, sin perder la visión de la importancia proporcional de las cosas, a expVesar nuestra preocupación por el riesgo tangible de destrucción del inmenso patrimonio histórico de los países sobre cuyo territorio se desarrolla la guerra. Las consecuencias de todo ello son ya, y serán cada vez más, infinitamente peores que la situación que se pretendía corregir con el bloqueo económico.

La posibilidad, por remota que sea, de que la guerra se vaya generalizando a más países del área y del Mediterráneo, unida al hecho de la gran inestabilidad de la URSS, lleva a numerosos analistas a pensar en una nueva y terrible guerra mundial, como un peligro real. Todo ello exige que se alcance un alto el fuego, condición indispensable para recuperar un territorio de lucidez sobre el que iniciar un proceso de reflexión que conduzca a la solución definitiva de los problemas de la zona.

El Gobierno español, que apoyó la propuesta francesa vetada por Estados Unidos y Reino Unido, debe asumir que humana, política, histórica y culturalmente nuestro pueblo no puede, ni debe entrar en un conflicto bélico con los pueblos árabes, a los que se está empujando a apoyar al dictador iraquí. El Gobierno español debe asumir que la prioridad máxima y primera es detener la guerra, el alto el. fuego, porque esta guerra, si se gerieraliza, llevará a la muerte y al horror a millones de personas civiles y militares, para las que la vida, su,jida, en muchos casos es su único b¡en.

Por todo ello, resumimos nuestra posición pidiendo al Gobierno español que abogue por:

1. Alto el fuego inmediato.

2. Retirada simultánea de Irak de Kuwait y de los ejércitos aliados del área.

3. Convocatoria, en fecha fija, de una conferencia de seguridad y paz para Oriente Próximo y el Mediterráneo.

4. Cumplirrúento, en fecha fija, de todas las resoluciones de las Naciones Unidas relativas a todos los territorios ocupados en la zona.

Si no se produjera lo anterior, pedimos que España retire su apoyo rrúlitar y logístico de este conflicto, propugnando la negociación desde una posición de neutralidad transparente e inequívoca".

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