CITA EN ALEMANIA

Berlín celebra sin entusiasmo el aniversario de la caída del muro

Cansados por un año de vértigo histórico, más preocupados por las consecuencias cotidianas de haber disuelto un Estado en tan breve espacio de tiempo, los berlineses optaron ayer por celebrar sin alharacas y con pocas ganas el primer aniversario del día en que cayó el muro de Berlín. Una reunión rutinaria del Bundesrat (la Cámara territorial) y la colocación de una placa en la calle de Bornheimer, donde se encontraba el paso fronterizo que primero abrió sus puertas a los alemanes orientales para que cruzaran a Occidente, fue toda la actividad oficial de ayer en la antigua capital del Reich....

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Cansados por un año de vértigo histórico, más preocupados por las consecuencias cotidianas de haber disuelto un Estado en tan breve espacio de tiempo, los berlineses optaron ayer por celebrar sin alharacas y con pocas ganas el primer aniversario del día en que cayó el muro de Berlín. Una reunión rutinaria del Bundesrat (la Cámara territorial) y la colocación de una placa en la calle de Bornheimer, donde se encontraba el paso fronterizo que primero abrió sus puertas a los alemanes orientales para que cruzaran a Occidente, fue toda la actividad oficial de ayer en la antigua capital del Reich.

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La comunidad judía de Berlín, por su parte, añadió otra conmemoración, la de un 9 de noviembre mucho más trágico, el de 1938. En aquella fecha, tras el sospechoso incendio del Reichstag, el régimen nazi desencadenó un pogromo contra la comunidad judía.Las sinagogas fueron incendiadas, cientos de comercios y establecimientos fueron destrozados, y numerosas casas asaltadas, hasta el punto de que la fecha pasó a ser conocida como la, kristallnacht, la noche de los cristales rotos.

Por la mañana, a la reunión del Bundesrat acudieron los ministros presidentes de los nuevos cinco Estados alemanes. "Éste es un día de alegría y un día de horror y de vergüenza", dijo el presidente de la Cámara territorial, Henning Voscherau, quien recordó que la fecha también coincide con el primer intento fallido de Adolfo Hitler, en 1923, de hacerse con el poder en Alemania.Por la tarde, en la calle de Bornheimer, los dos alcaldes de Berlín, Walter Momper y Tino Schwerzina, descubrieron una placa en donde se encontraba el puesto fronterizo por el que, pasaron a Berlín Occidental los primeros alemanes orientales; este hecho desencadenó una reacción en cadena en la que -en el contexto de una confusión total y aún por aclarar- el antiguo régimen comunista firmó su sentencia de muerte al abrir las puertas a sus súbditos.

"A las nueve de la noche", recordó ayer Momper, "me enteré por televisión de que más de mil personas se habían agrupado en la calle de Bornheimer".

Según el alcalde de Berlín, "no fueron la burocracia ni el aparato del SED [el antiguo partido comunista]" los que abrieron el muro, "sino los ciudadanos, el pueblo de Berlín". En sus intervenciones, los oradores de ayer recordaron con agradecimiento al líder soviético, Mijaíl Gorbachov, "sin, cuya política reformista nada de lo que sucedió hubiera sido posible".

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