Los pescadores de Murcia se oponen al vertido mar adentro de aguas residuales

Cuatro cofradías de pescadores de la provincia marítima de Cartagena se oponen a la construcción de una tubería submarina de tres kilómetros de longitud que sustituiría a los nueve emisarios existentes actualmente, y que vertería al Mediterráneo las aguas residuales de las distintas poblaciones turísticas del Mar Menor. Los pescadores afirman que este emisario sería la culminación del desastre ecológico en esta zona del Mediterráneo.Pedro López Lorente, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Cartagena, con el apoyo de las de Águilas, Mazarrón y San Pedro del Pinatar, señala que el proyec...

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Cuatro cofradías de pescadores de la provincia marítima de Cartagena se oponen a la construcción de una tubería submarina de tres kilómetros de longitud que sustituiría a los nueve emisarios existentes actualmente, y que vertería al Mediterráneo las aguas residuales de las distintas poblaciones turísticas del Mar Menor. Los pescadores afirman que este emisario sería la culminación del desastre ecológico en esta zona del Mediterráneo.Pedro López Lorente, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Cartagena, con el apoyo de las de Águilas, Mazarrón y San Pedro del Pinatar, señala que el proyecto "ocasionaría daños irreparables". López Lorente comenta: "Ahora los pescadores tenemos que aprender hasta biología para saber qué le está pasando al mar" y señala que hace unos meses encargaron un estudio al Instituto Nacional de Oceanografia, en la estación de Lo Pagán, sobre las bafias o mocos que cada vez con más frecuencia aparecen en las aguas del litoral. "Antes", dice López Lorente, 'los pescadores nos frotábamos las manos cuando las veíamos porque eran la eclosión de los huevos de las especies, y eso signi icaba que habría buena pesca. Ahora ya no es así, las babas son nutríentes orgánicos, residuos urbanos y nuevas algas que no sabemos de dónde vienen. Además, han descubierto que hay restos de fertilizantes arrastrados por las lluvias. Estas babas consumen el oxígeno y acaban con la vida en el agua". El deterioro de los caladeros no tiene, según López Lorente, una expresión inmediata en las cifras de capturas, "porque cada vez nos vamos más adentro, cambiamos de artes y hacemos lo que podemos para seguir viviendo".

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