Bop y clasicismo
Puede insistirse una vez más en la estabilización hacia arriba de la música que se nos ofrece en las salas madrileñas de jazz. Al concurso de las bandas locales se suma una buena selección de músicos foráneos que en esta semana provienen tanto del Levante español como de la Unión Soviética: bop y clasicismo.Jeff Jerolamon es estadounidense pero hace años que se asentó en Valencia, donde militó en el grupo de Ximo Tebar. Recientemente compareció en Madrid junto al trompetista Wallace Roney y ahora prescrita su propia formación, Bebop Express. Jerolamon es un baterista con una importante gama de recursos y que sabe cumplir su papel de líder sin apoyarse en la pirotecnia. Continuamente empuja, acentúa y sostiene, abriendo espacio a sus solistas y no devorándolos. En la línea de vientos están Perico Sambeat, saxofonista capaz, con buena dicción y sustantivo de ideas (como flautista sería mejor que ensayara fuera del escenario) y Loet van der Lee, un trompetista que, en la actuación que presenciamos, partió de muy abajo para lograr auténtica consistencia en el segundo pase.
Jeff Jerolamon Bebop Express
Café Central. Hasta el 25 de marzo.Lembit Saarsalu y Leonid Vintskevich Café Clamores. 22 de marzo.
Carlos Gonzálbez es un guitarrista con buen dominio, pero no parece contemplar que un solo es un acto narrativo y que un músico de jazz será siempre un narrador. Salvador Faus cumple en el contrabajo, a veces en el esfuerzo de ganar los tiempos rapidísimos que se marcan. En el repertorio, clásicos del bop y del bop de los últimos años, entre ellos algún tema de Marilyn Smith, a quien el líder puede tener como modelo. En lo que presentan, muchas veces los aciertos están a la altura de su entusiasmo.
Músicos del Este
El dúo formado por el saxofonista Lembit Saarsalu y el pianista Leonid Vintskevich es una de las primeras muestras que nos llegan del jazz que viene del Este. La fórmula del dúo es ambiciosa y los dos músicos parecen capacitados para afrontarla. Saarsalu es un saxofonista con gran dominio técnico y enunciado clásico. Nacido en Estonia, puede sorprender que a más de dos nos haya recordado -desde su sonido hasta la posición del instrumento- a Pedro Iturralde. Leonid Vintskevich es un buen pianista que ha tenido que luchar con el hándicap de no contar con un piano forte. Ambos dialogan y entre sus apuestas fuertes están un Moanin que consiguen hacer resplandecer aún sin apoyo rítmico y percusivo.
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