Tribuna:ANÁLISIS

Pinochet se queda solo

El portavoz de la concertación de 17 partidos por la democracia y más probable candidato opositor a la presidencia chilena, Patricio Aylwin, aceptó reiniciar el diálogo con el ministro del Interior, Carlos Cáceres, para reformar la Constitución. Cáceres envió el viernes una carta a Aylwin en la que se manifestó dispuesto a revisar dos de los temas considerados claves por la oposición, el mecanismo de reforma constitucional y la formación del Congreso. La reapertura del diálogo por parte del régimen, cerrado hace una semana por Cáceres ante el rechazo opositor a otra oferta suya de reforma cons...

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El portavoz de la concertación de 17 partidos por la democracia y más probable candidato opositor a la presidencia chilena, Patricio Aylwin, aceptó reiniciar el diálogo con el ministro del Interior, Carlos Cáceres, para reformar la Constitución. Cáceres envió el viernes una carta a Aylwin en la que se manifestó dispuesto a revisar dos de los temas considerados claves por la oposición, el mecanismo de reforma constitucional y la formación del Congreso. La reapertura del diálogo por parte del régimen, cerrado hace una semana por Cáceres ante el rechazo opositor a otra oferta suya de reforma considerada insatisfactoria en estos dos temas, es un reflejo de pugnas internas. Aylwin dijo a Cáceres que irá al palacio presidencial de la Moneda, en la fecha que éste indique, a partir de mañana a mediodía, en una carta de respuesta que envió el sábado al ministro.Después de 15 años de dictadura, la transición tiene que sortear dos obstáculos: una Constitución hecha para una democracia vigilada y el deseo del general Pinochet de permanecer al frente del Ejército durante el próximo Gobierno. La oposición está dispuesta -a acordar con el régimen la reforma, si logra que el Gobierno elimine los senadores designados del próximo Congreso y flexibilice el sistema de modificación constitucional. En ese caso habrá un plebiscito en los próximos tres meses.

Más difícil es qué hacer con el general: "Espero el retiro voluntario de Pinochet" de la jefatura del Ejército, ha dicho Aylwin. Y, si él no quiere, "en el Parlamento tendremos la mayoría necesaria para reformar la Constitución en esa materia", que otorga inamovilidad a los comandantes en jefe.

Los políticos conservadores no quisieron seguir atando su futuro al del general y, cuando él quiso intervenir en la designación del candidato presidencial de sucesión, fue rechazado por la derecha.

Tres miembros de la Junta insistieron en la necesidad de una reforma. Simultáneamente, RN y Hernán Büchi, un precandidato presidencial de la derecha, éste último buscando autonomía de un Gobierno del que fue ministro de Hacienda, plantearon iniciativas para acercar las propuestas de la oposición y el régimen. Pinochet cedió en su intransigencia con la carta de Cáceres a Aylwin.

Aunque el diálogo podría frustrarse, hay más terreno avanzado en el obstáculo constitucional para la transición. En cambio, la permanencia de Pinochet en la jefatura del Ejército plantea más problemas. Pese a que dos miembros de la Junta, el jefe de la Fuerza Aérea, general Fernando Matthei, y el almirante José Toribio Merino dijeron que abandonarán el Ejército en marzo de 1990, Pinochet cuenta con el respaldo del Ejército.

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