Juan Victorio, premio Stendhal de Traducción por 'El cantar de Roldán'

El premio Stendhal de Traducción fue concedido anteayer, en el Instituto Francés de Madríd (véase la segunda edición de EL PAIS de ayer), otorgado en convocatoria extraordinaria para conmemorar el bicentenario de Henri Beyle. Dicho galardón, instituido por la Fundación Consuelo Berges -nombre de la más importante stendhalista con que cuenta nuestro país- y dotada con 200.000 pesetas, fue concedido al filólogo medievalista Juan Victorio, por su traducción de La chanson de Roland, editada con el título El cantar de Roldán por Cátedra.Abrió el acto otro eminente stendhalista, J...

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El premio Stendhal de Traducción fue concedido anteayer, en el Instituto Francés de Madríd (véase la segunda edición de EL PAIS de ayer), otorgado en convocatoria extraordinaria para conmemorar el bicentenario de Henri Beyle. Dicho galardón, instituido por la Fundación Consuelo Berges -nombre de la más importante stendhalista con que cuenta nuestro país- y dotada con 200.000 pesetas, fue concedido al filólogo medievalista Juan Victorio, por su traducción de La chanson de Roland, editada con el título El cantar de Roldán por Cátedra.Abrió el acto otro eminente stendhalista, Juan Bravo, a quien muchos consideran sucesor de Berges, y acto seguido, la secretaria de la fundación, Mercedes Saorí, leyó el acta de la, concesión. A continuación tomó la palabra el galardonado, quien dijo que este premio viene a recompensar no sólo a él, sino a todos los medievalistas, y que supone también el reconocimiento a un esfuerzo de 14 años de trabajo dedicados al tema, aunque la traducción de El cantar de Roldán la resolviera en tres meses.

"La traducción supuso grandes dificultades", prosiguió Juan Victorio, "porque se trazaba de traducir del francés antiguo al castellano moderno, lo cual quiere decir no sólo cambiar de idioma, sino también cambiar de lengua".

Quizás la nota más destacada del acto fue la ausencia del mismo de Consuelo Berges, quien excusó su asistencia debido a su avanzada edad. Sin embargo, a sus 84 años, la fundadora del premio sigue conservando un cerebro lúcido y, especialmente, una gran clarividencia para ver los problemas con que se enfrentan los traductores en España. En este sentido, Juan Bravo leyó unas cuartillas en las que Consuelo Burgés insistía, una vez más, en las dificultades que se dan en nuestro país para las buenas traducciones.

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