Tribuna:FESTIVAL DE 'JAZZ' DE SAN SEBASTIÁN

Bulle Quintet y el buen ambiente

La actuación de VSOP, el grupo de Hancock, Marsalis y todos los demás, y en buena manera también la llegada del fin de semana, han traído al festival de San Sebastián el ambiente de las grandes oportunidades. Ayer por la mañana se celebró el concurso para grupos aficionados del País Vasco. El ganador ha sido el grupo vascofrancés Bulle Quintet, que hace una música similar a la del vibrafonista Gary Burton. Segundo clasificado ha sido el conjunto Opertura, cuyo pianista, Fran Rubio, se ha alzado también con los premios al mejor solista y al mejor compositor y arreglador del concurso.Pero el amb...

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La actuación de VSOP, el grupo de Hancock, Marsalis y todos los demás, y en buena manera también la llegada del fin de semana, han traído al festival de San Sebastián el ambiente de las grandes oportunidades. Ayer por la mañana se celebró el concurso para grupos aficionados del País Vasco. El ganador ha sido el grupo vascofrancés Bulle Quintet, que hace una música similar a la del vibrafonista Gary Burton. Segundo clasificado ha sido el conjunto Opertura, cuyo pianista, Fran Rubio, se ha alzado también con los premios al mejor solista y al mejor compositor y arreglador del concurso.Pero el ambiente no se crea sólo con estas cosas. Todos los festivales presentan, junto a ellas, actividades paralelas, que en San Sebastián adquieren una importancia especial. Daré nota nada más que de algunas de ellas porque no están para seguirlas todas, ni es posible hacerlo. Puede hablarse del obligado capítulo de conferencias y mesas redondas, donde, cuando menos, se ejercita la noble virtud de la paciencia, y las ruedas de prensa, cuya virtud principal es que muestran como están las cosas en la crítica especializada.

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Se toca jazz en las calles, y en las jam-sessions del club Etxekalde, donde es difícil que se quepa, junto a los participantes en el concurso de aficionados -con especial presencia de los suizos, que, además de haber ganado, son muchos-, se puede uno encontrar con alguna figura, como Branford Marsalis hace unas noches.

Lo mejor de estas actividades paralelas lo vienen siendo hasta ahora las películas. Se proyectan bastantes, en condiciones diversas, porque una de las salas, por ejemplo, está bajo un local donde ensaya un grupo de teatro con zancos que martillean el techo con bastantante poco swing. Puede verse en este apartado cinematográfico desde títulos históricos, como el legendario Jammin' the blues, hasta cosas muy recientes, como una nueva edición de Jazz en el exilio (1982), serie de reflexiones y fragmentos de actuaciones de jazzmen americanos que han vivido o viven en Europa, o Art pepper, apuntes de un superviviente del jazz (también de 1982), un buen documental que está destinado a ser pasto de necrófilos y amantes de mitos. La mejor película ha sido The last of the blue devils, emocionante y divertida crónica del reencuentro en Kansas City de las figuras que en los años treinta crearon el estilo allí radicado.

Volviendo al concurso de aficionados del País Vasco, aunque ya está consignado el fallo, entiendo que lo más significativo al respecto es una apostilla incluida en el acta, que citó textualmente: "El jurado, de modo muy especial, agradece la excelente sesión de jazz proporcionada por los cuatro grupos que han participado en este concurso".

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