Un ciclo sobre exiliados alemanes acapara la atención del Festival de Cine de Berlín

La sección competitiva del 33º Festival Internacional de Cine de Berlín no ha presentado aún sus títulos más importantes, a excepción quizá de Hecate, del suizo Daniel Schmid. Es tan escasamente interesante el promedio de los filmes concursantes vistos hasta ahora, con excepción de un ciclo sobre alemanes exiliados, que el festival se vive como una obligación. No han pasado todavía las esperadas películas de Chris Marker, Mario Camus, Robbe Grillet y Alain Tanner.

Las películas de Margarethe von Trotta (directora de Las hermanas alemanas), VIadim Glowna (autor de Desperado city), Chris Marker, Mario Camus, Robbe Grillet, o Alain Tanner que, sobre el papel, componen la atracción del festival, no han hecho aun su aparición en la pantalla. Tampoco el forum, la sección paralela creada en 1970 como forma de asimilar las nuevas corrientes cinematográficas que la sección oficial no recoge, ha ofrecido hasta el momento, lo que de ella se espera. Incluso, como en el caso de Un amor como cualquier otro, de los alemanes Hans Stempel y Martin Ripkes, crónica hueca de la aburrida vida matrimonial de una pareja de homosexuales varones, su inclusión en cualquier lugar de un festival parece fuera de sentido.De ahí que las películas de mayor interés sean las que componen el ciclo retrospectivo. Bajo el título genérico de Exilio se recogen buen número de las películas que interpretaron fuera de Alemania seis populares actores que huyeron de su país ante la victoria del nacionalsocialismo. Elisabeth Bergner, Curt Bois, Dolly Hass, Francis Lederer, Hertha Thiele (única que no trabajó fuera de Alemania y de la que se ofrecen títulos rodados antes de su exilio), y Wolfgang Zilzer han devuelto a los espectadores berlineses el recuerdo de los años que interrumpieron la rica vida cultural anterior.

En 1980, el Festival de Berlín insistió en esta materia ofreciendo una curiosa selección de las películas rodadas bajo el Tercer Reich, y el pasado año dedicó su retrospectiva a la obra de otro exiliado, Curtis Berdhartd. En la muestra que ahora se presenta pueden encontrarse títulos que van desde La caja de pandora, de Pabst, a El bote está lleno, premiado en la convocatoria oficial de 1981, de películas norteamericanas de Hitchcock, Anatole Litvak o Douglas Sirk a las primeras versiones de Muchachas de uniforme o Vidas robadas.

Triste historia

Mientras los periodistas locales se lanzan con avidez al conocimiento de estas películas, el resto bosteza sin recato ante Utopía, una de las películas competidoras, de nacionalidad alemana pero dirigida por el iraní Sohrab Shanid. Y es que durante cerca de tres horas y media, la pantalla sólo ofrece la triste historia de cinco prostitutas que trabajan en una casa de masajes y que ven cómo el dueño del local ejerce sobre ellas una autoridad excesiva. Explotadas, deshumanizadas, hartas de una vida que no les ofrece las alegrías que esperaban encontrar, deciden eliminar al cruel dictador que las maneja. El público fue abandonando el local y al final hubo más risas que aplausos para una película que no se entiende en un festival exigente.