Fallo de los premios literarios Salduba, Joaquín Costa y San Jorge, en Zaragoza

«La cultura en España pasa por varios meridianos, no sólo por las Ramblas de Barcelona y la Gran Vía de Madrid», dijo Camilo José Cela en Zaragoza, en su calidad de presidente del jurado del Premio Salduba, convocado en esta ciudad. Como demostración de ello, el día de San Jorge, fiesta oficial de Aragón, registró una intensa actividad en este campo, constatada por la concesión de dos importantes series de premios. El Premio Joaquín Costa, destinados a trabajos de investigación sobre la historia de Aragón, fue el que menos concursantes tuvo.Por un lado se fallaron dos de nueva creación: el Sal...

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«La cultura en España pasa por varios meridianos, no sólo por las Ramblas de Barcelona y la Gran Vía de Madrid», dijo Camilo José Cela en Zaragoza, en su calidad de presidente del jurado del Premio Salduba, convocado en esta ciudad. Como demostración de ello, el día de San Jorge, fiesta oficial de Aragón, registró una intensa actividad en este campo, constatada por la concesión de dos importantes series de premios. El Premio Joaquín Costa, destinados a trabajos de investigación sobre la historia de Aragón, fue el que menos concursantes tuvo.Por un lado se fallaron dos de nueva creación: el Salduba, de novela, y el Joaquín Costa, para temas de investigación sobre Aragón, dotados cada uno con un millón de pesetas y convocados por UNALI, la empresa que edita también la Gran Enciclopedia Aragonesa. El Salduba, que reunía en el jurado a importantes nombres de la literatura española, recayó en el libro El regreso del alba, del novelista santanderino -aunque afincado en Barcelona- Javier Fernández de Castro. Hubo también tres accésit de 100.000 pesetas, el primero de los cuales fue para la escritora aragonesa Ana María Navales y su obra La tarde de las gaviotas. Pese a la poca difusión de la convocatoria, habían concurrido 36 títulos de varios puntos de España.

Premios a la investigación

Al Premio Joaquín Costa se presentaron, en cambio, sólo nueve trabajos, alzándose con el triunfo un estudio sobre Nacionalismo y regionalismo en Aragón, de Vicente Pinilla y Antonio Peiró. Los dos accésit fueron para una biografía de un personaje de la guerra, Antonio Beltrán, el Esquinazau, de Ferrerons y Gascón, y para un trabajo sobre el vanguardismo en la arquitectura aragonesa, de Carmen Rábanos Faci.También, como todos los años, se concedieron los Premios San Jorge de la institución Fernando el Católico, de Zaragoza, que abarca numerosas especialidades. El de novela, pese a su prestigio, vio muy disminuida la participación debido a la cuantía del otro premio, que se fallaba el mismo día. El primero fue para José Verón Gormaz, por La muerte de los armantes. Antonio Fernández Molina ganó el San Jorge de poesía, con Entre las cañas huecas, y el de cuento recayó en Jorge Juan Eiroa.

En artes plásticas, el de pintura fue para Eugenio Estrada Díez, el de escultura, para Julio Senac, y el de dibujo, para Jorge Víctor Gay.

Como premio San Jorge a la mejor publicación del año se distinguió a Estado actual de los estudios sobre Aragón, que recoge las actas de unas jornadas sobre el tema en las que participan varios especialistas.

Los premios a la labor informativa alcanzaron prácticamente a todos los medios de la región. Los dos primeros fueron, en Prensa, a Pablo Larrañeta, por una serie de reportajes sobre los fusilamientos de Torrero, publicados en Andalán, y en radio, al informativo conjunto de Radio Zaragoza, Radio Huesca y Radio Teruel, llama do Canal tres, y con igual mérito, a Por los caminos de Aragón, de Radio Nacional de España.

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