Tribuna:

De Bataillon a Merimée

La literatura española contemporánea suele ser una ilustre desconocida fuera de nuestras fronteras: exceptuando las grandes personalidades, los movimientos de moda -de los que andamos escasos en este siglo- y los galardones mundiales, puede decirse que el público no especialista del extranjero desconoce los caracteres generales de nuestra literatura y su continuidad. Nada hay de extraño en ello: también el gran público español ignora las literaturas extranjeras, salvo el caso de efímeros éxitos de venta o de grandes figuras.En Francia, sin embargo, existe una atención bastante considerable hac...

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La literatura española contemporánea suele ser una ilustre desconocida fuera de nuestras fronteras: exceptuando las grandes personalidades, los movimientos de moda -de los que andamos escasos en este siglo- y los galardones mundiales, puede decirse que el público no especialista del extranjero desconoce los caracteres generales de nuestra literatura y su continuidad. Nada hay de extraño en ello: también el gran público español ignora las literaturas extranjeras, salvo el caso de efímeros éxitos de venta o de grandes figuras.En Francia, sin embargo, existe una atención bastante considerable hacia las letras hispánicas. El hispanismo constituye en el país vecino una constante desde los tiempos del romanticismo, y ya en nuestro siglo figuras como las de Jean Sarrilh y Marcel Bataillon son verdaderos hitos en la historia de la cultura y las letras españolas. Esta tradición permanece viva, y muchas de las figuras de los estudios hispánicos en Francia, de Charles V. Aubrun a Maurice Molho y Claude Couffon, son profundos especialistas que han enriquecido el acervo mundial de la bibliografía cultural española y latinoamericana.

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Pero el panorama cambia en cuanto nos alejamos de lo académico o universitario. Frente al gran público consumidor de literatura, las influencias y penetraciones obedecen a movimientos más voluntaristas y menos científicos. Desde la Carmen, de Merimée hasta los paseos tradicionalistas de Barrés o los viajes taurinos de Montherlant -sin hablar de la incursión bélica de Malraux en plena guerra civil- los acercamientos a las letras hispánicas por parte de los intelectuales y el público francés iluminan unos aspectos y ensombrecen otros. Sólo el gran éxito, mundial y francés, de García Lorca ha traspasado todas las barreras. Pero ¿por qué al mismo tiempo han fracasado todos los intentos de lanzar a Valle-Inclán? Figuras como Pérez Galdós o Baroja apenas han interesado al gran público francés, y el Premio Nobel alcanzó a Vicente Aleixandre con dos de sus libros publicados en ediciones minoritarias.

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