La falta de protección facilitó el robo de las doce tablas de una iglesia gótica de Frómista

El templo, monumento nacional, llevaba medio siglo cerrado al culto

La iglesia de Santa María del Castillo, de Frómista (Palencia), de estilo gótico, de donde el pasado martes unos ladrones robaron doce tablas castellano-flamencas ole incalculable valor (véase EL PAIS de ayer), carecía de otra protección que la de la propia cerradura, a pesar de ser un monumento nacional y, de que sus obras, por la importancia artística que tienen, estaban catalogadas y consideradas como piezas maestras del arte que se conserva en los templos españoles. La iglesia está cerrada al culto desde hace medio siglo.

El descubrimiento del robo de la iglesia fue efectuado por la...

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La iglesia de Santa María del Castillo, de Frómista (Palencia), de estilo gótico, de donde el pasado martes unos ladrones robaron doce tablas castellano-flamencas ole incalculable valor (véase EL PAIS de ayer), carecía de otra protección que la de la propia cerradura, a pesar de ser un monumento nacional y, de que sus obras, por la importancia artística que tienen, estaban catalogadas y consideradas como piezas maestras del arte que se conserva en los templos españoles. La iglesia está cerrada al culto desde hace medio siglo.

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El descubrimiento del robo de la iglesia fue efectuado por la señora que tiene la llave del recinto religioso cuando fue a hacer la limpieza. Tras las correspondientes investigaciones, se comprobó la desaparición de doce de las veintinueve tablas que componen el retablo central.Las obras sustraídas pertenecen a la escuela castellano-flamenca de los siglos XV y XVI, y representan escenas del Nuevo Testamento (la santa cena, la oración del huerto, la flagelación, la crucifixión, el descendimiento, la bajada al limbo, la resurrección, la venida del Espíritu Santo y la ascensión del Señor) y motivos marianos.

Aunque de autor desconocido, as tablas, fueron presumiblemente realizadas en los talleres de Paredes de Nava o Valladolid, tienen una clara influencia de Berruguete y formaban parte de un todo que era el retablo de la iglesia de Santa María del Castillo, de Frómista. Retablo que, en sus veintinueve piezas, reproducía las escenas más importantes del Antiguo y el Nuevo Testamento.

Los ladrones, además de llevarse las tablas seleccionadas o aquellas que les permitió el tiempo o su medio de transporte, han causado importantes destrozos en el retablo. Han roto las guardas laterales y superiores de las tablas, algunas de las cuales se podían contemplar el pasado martes desperdigadas unto al altar, y han dañado sensiblemente la pintura, muy deteriorada ya por el paso de los años y el abandono. Varias tablas, concretamente las que representan a David, Salomón y a Cristo, fueron arrancadas pero continúan en la iglesia. «Posiblemente», apuntan los vecinos de Frómista, «no cabían en la furgoneta, ya que son más grandes que las otras».

Todas las tablas desaparecidas están catalogadas y tienen dimensiones similares: 1,40 X 0,75 metros. Su valor es incalculable. Algunos expertos han señalado que puede alcanzar una cantidad superior incluso a los cuadros robados hace un año en Paredes de Nava, y que fueron recuperados.

Obras de valor incalculable

El método utilizado por los ladrones fue similar al empleado hace varios meses en Medina del Campo, Tordesillas, Paredes de Nava, Hornillos de Eresma y, hace pocas semanas, en Castrojeriz. Los autores del robo aprovecharon la oscuridad de la noche y la ircunstancia de que el templo está algo alejado del pueblo y junto a la vía férrea, para serrar la reja de una ventana de la sacristía. Penetraron por ella e iniciaron la tarea de de montar las filas tercera y cuarta del retablo, que es donde se hallaban colocadas las piezas sustraídas.Nadie en Frómista observó nada raro durante la noche del lunes ni durante la mañana del martes. Solamente se descubrieron los hechos cuando la señora que tiene la llave de la iglesia y la enseña a los turistas (escasos, porque la mayoría prefieren visitar el templo románico de San Martín) entró en el lugar para hacer la limpieza.

La iglesia de Santa María del Castillo fue declarada monumento nacional en 1945. En aquella época se trasladaron al templo de San Pedro algunos altares y tallas y el órgano. Los vecinos se opusieron al traslado del retablo mayor, el que ahora ha sido robado, y tampoco veían con buenos ojos que las tablas, bastante deterioradas, fueran llevadas a Madrid para su restauración. Temían que no volvieran al pueblo.

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