XXV Festival de Cine de San Sebastián

Continúan los incidentes

Probablemente la nota más característica de este XXIV Festival Internacional de Cine de San Sebastián sean los incidentes que cotidianamente se desarrollan en las calles de la ciudad y que, en alguna medida, comienzan a afectar directamente al propio festival.

El Ayuntamiento de la ciudad, en sesión extraordinaria y urgente celebrada el pasado sábado, aprobó una serie de puntos de los que extractamos el segundo de los mismos, que dice: «Condenar enérgicamente la represión de los derechos de expresión y manifestación pacífica, tanto más en razón de la grave desproporción de los medios em...

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Probablemente la nota más característica de este XXIV Festival Internacional de Cine de San Sebastián sean los incidentes que cotidianamente se desarrollan en las calles de la ciudad y que, en alguna medida, comienzan a afectar directamente al propio festival.

El Ayuntamiento de la ciudad, en sesión extraordinaria y urgente celebrada el pasado sábado, aprobó una serie de puntos de los que extractamos el segundo de los mismos, que dice: «Condenar enérgicamente la represión de los derechos de expresión y manifestación pacífica, tanto más en razón de la grave desproporción de los medios empleados al efecto».Si la teoría y la práctica se han unido alguna vez, la noche del sábado, tras la sesión municipal a la que asistieron 300 vecinos, fue sin duda uno de los momentos más evidentes. Cuando el alcalde y el teniente alcalde de la villa, señores Lasa y Otazu, respectivamente, se trasladaban desde la Casa Consistorial al teatro Victoria Eugenia, en donde se inauguraría oficialmente el certamen, los vecinos asistentes al acto les acompañaron en improvisada manifestación silenciosa y pacífica. Al llegar a la altura del mercado de La Brecha cargaron, al parecer sin atender a los requerimientos de las autoridades locales, las fuerzas antidisturbios. Hubo varios heridos, entre ellos el propio teniente alcalde, señor Otazu, aunque de carácter leve.

Tras la sesión inaugural, el jurado internacional, presidido por Dolores del Río, se trasladó a cenar a un restaurante del barrio viejo. Durante la proyección, y como ya publicó EL PAIS, se produjeron diversas cargas contra los manifestantes

Cine negro e ikurriñas

El domingo comenzaron las distintas secciones que conforman esta veinticuatroava edición del festival, entre ellas, la dedicada al cine negro que proyectó G-men, de William Keighley, una película que en puridad puede ser adscrita al género de policías y ladrones, pero no al negro, por cuanto éste último se distingue del primero por la ausencia del maniqueísmo típico de las películas de buenos y malos. Al mismo tiempo se celebró la segunda de las regatas de traineras, que contó con la presencia de numerosos donostiarras. Al exhibir el patrón de Pedreña la bandera de honor que ganó su embarcación, los miles de personas que se encontraban ante la biblioteca municipal le abuchearon. En el barrio viejo se organizó una numerosa manifestación -la prensa local cita la cifra de miles- con una ikurriña al frente. Por la tarde unos jóvenes ,arriaron la bandera- nacional que colgaba del balcón de la mencionada biblioteca e izó en su lugar una ikurriña.

«Retrato de familia» y huelga general

En la noche del domingo se redactó un escrito que fue firmado por 58 profesionales de la información y del cine debidamente acreditados ante la dirección del festival. En él se dice, entre otras cosas: « Los abajo firmantes, profesionales de la información y del cine, queremos dejar constancia de nuestra repulsa por los sucesos ocurridos en la noche de la inauguración del XXIV Festival Internacional de Cine de San Sebastián, y muy concretamente de la actitud de las fuerzas del orden público ante los ciudadanos que se manifestaban pacíficamente. Lamentamos la actitud de la dirección del festival ante los hechos, limitándose a, suspender una cena de gala y a modificar la vestimenta de los asistentes a las proyecciones del sábado y domingo, sin facilitar ninguna información sobre las causas que motivaron los cambios aludidos... Finalmente consideramos que en las actuales circunstancias por las que pasa el País Vasco se suspendan todos los actos y protocolos extracinematográficos, limitándose el festival a exhibir las películas seleccionadas para las distintas secciones. Es decir, suspender cócteles, cenas, presentaciones y en general las manifestaciones mundanas.

Ayer lunes, estaba convocada una huelga general suscrita por todos los grupos y partidos políticos del País Vasco. Las tiendas están cerradas y desde las primeras horas de la mañana se veían numerosos contingentes de fuerzas del orden público estratégicamente situadas.. A primeras horas de la mañana se produjeron algunos enfrentamientos con grupos pequeños que actúan a modo de piquetes de huelga de huelga.

La dirección del certamen todavía no ha dado una respuesta o comunicado sobre los hechos que afectan al festival y éste continúa su desarrollo previsto. Se proyectó, matinalmente, para los medios profesionales las películas de concurso, Retrato de familia, de Antonio Giménez Rico, y Atentado en Sarajevo, dirigida por el yugoslavo Velco Bulajic. «El guión de Retrato de familia estuvo prohibido íntegramente el 18 de noviembre de 1975 -declaró José Samano, productor de la pelicula- después del 20 de este mismo mes fue aprobado totalmente ».

La película está basada en la novela de Miguel Delibes, Mi adolatrado hijo Sisi, que paradójicamente había sido emitida meses antes a la presentación del guión por Radio Nacional, sin que tuviera ninguna complicación.

«Hemos querido eliminar los aspectos moralizantes de la novela -declaró Giménez Rico Miguel Delibes quedó satisfecho de la película y sólo le puso reparos a los aspectos eróticos de la misma, porque es algo puritano. Lo que me interesó de la novela fue la presentación de una familia conservadora, de derechas, que pretende mantenerse al margen de la guerra civil -la acción del filme transcurre en el año 1936- y que termina autodestruyéndose. El único personaje que se salva es el de la prostituta ».

El productor, que también es coguionista de la cinta, señaló que «la guerra civil ha condicionado cuarenta años de vida de este país, y la sigue condicionando. No se trata de oportunismo por nuestra parte, sino de oportunidad. Ojalá que la guerra civil se convirtiera en un género cinematográfico, como los americanos convirtieron las películas de la segunda guerra mundial en un género específico».

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