¿Es más rápido un escalador o un nadador? Comparamos las velocidades de cada prueba olímpica
La brecha entre mujeres y hombres persiste pero se acorta, especialmente en el maratón
¿Qué pasaría si los olímpicos más veloces en todas las disciplinas compitiesen en la misma prueba? Los ciclistas de pista pulverizarían a los velocistas. Remos y piraguas llegarían a la meta casi codo con codo. Un nadador de braza necesitaría seis veces más tiempo que cuatro relevistas para recorrer 100 metros.
Para comparar, en el siguiente gráfico mostramos una carrera simulada que dura 10 segundos: las líneas muestran cuántos metros recorrerían en ese tiempo los atletas más rápidos de cada prueba olímpica.
El gráfico anterior se basa en los tiempos que han registrado los medallistas de París: se han tomado las distancias de las pruebas y los tiempos de los ganadores del oro para calcular la velocidad media de cada atleta. En el caso del maratón femenino, que se celebra este domingo, se emplea el valor del actual récord olímpico.
¿Importa la distancia? Menos de lo que se puede pensar
El peso de la distancia sobre la velocidad de los atletas olímpicos en sus respectivas pruebas parece relativo. Entre los velocistas, los corredores de 100 metros son un 0,5% más lentos que los de 200 metros (10,22 m/s contra 10,27m/s), que tienen la ventaja de no tener que arrancar de parado en la segunda mitad de la carrera.
En las pruebas de fondo, la velocidad de los corredores del 10.000 (6,2 m/s) dista poco de la de los maratonianos (5,5 m/s), apenas un 18% aunque recorren cuatro veces más distancia. Alguien que corriese el maratón al ritmo del 10.000 tardaría una hora y 53 minutos en lugar de las 2 horas y 35 segundos del récord del mundo.
La prueba más rápida del atletismo es el relevo de 4x100 metros: los atletas se benefician de la eficiencia en el traspaso del testigo, que se recoge en plena carrera, eliminando los primeros metros de aceleración que necesitan los velocistas de la prueba individual.
En natación, son más rápidas las pruebas de estilo libre, seguidas a cierta distancia (y en este orden) por mariposa, espalda y braza. Los nadadores de este último estilo avanzan casi a la misma velocidad que quienes nadan los 10 km en aguas abiertas, donde también entran en juego factores como la temperatura del agua –a más caliente, mayor cansancio–, la fuerza de la corriente y el sentido en que se nada.