La recompensa para la pandilla alemana que llevó al Leganés a lo más alto

La manera más común de jugar al popular videojuego EA SPORTS FIFA es con tu equipo de la vida real o con aquel que tiene los jugadores con más puntuación. Pero hay una parte nada desdeñable de aficionados que prefiere aprovechar la amplia base de datos del simulador futbolístico para descubrir nuevos clubes. Aunque nunca hayan oído hablar de ellos. Aunque les queden lejos. Eso fue lo que un día hizo un grupo de jóvenes alemanes que en vez de escoger al Bayern de Múnich o al Borussia Dortmund, los dos conjuntos más laureados del fútbol germano, les pareció curioso optar por el CD Leganés, que entonces jugaba en la LaLiga Santander. Una decisión que fue el origen de una desatada pasión futbolera que acabó con los cuatro amigos recorriendo el estadio Municipal de Butarque en un tour privado gentileza del club.

Julian Rechlin, de 29 años, había convocado a su pandilla una tarde de septiembre de 2019 para, “como tantas veces, acometer un maratón de EA SPORTS FIFA”, cuenta el joven. “Queríamos empezar una carrera en España, pero con un equipo menos conocido que FC Barcelona, Real Madrid o Atlético de Madrid”, recuerda. Al ver los colores azul y blanco de la camiseta del conjunto pepinero sintieron un flechazo instantáneo. Hicieron una búsqueda en internet sobre su situación y, seducidos por lo que consideraron un “misterioso atractivo”, decidieron comenzar su aventura. Duró 15 temporadas virtuales, en las que el grupo de mánagers alemán colocó al Leganés en puestos de UEFA Champions League e incluso le llevaron a ganar la UEFA Europa League.

La pandilla se había conocido en 2012. Fue cuando Rechlin se mudó desde Ludwigsburg, una ciudad al sur de Alemania de 94.000 habitantes, a Wurzburgo, una ciudad de 125.000 habitantes al norte del Estado bávaro para trabajar de corresponsal para el Süddeutsche Zeitung, una de las principales cabeceras de Baviera. Allí conoció a Sebastian Geislang y William Vielwerth, que ya trabajaban en ese medio como periodistas deportivos. Rechlin les presentó a Strohmenger, que entonces era su entrenador en un equipo no profesional al que se apuntó para jugar como lateral izquierdo. “El fútbol fue lo que nos unió”, explica Rechlin, el único hispanohablante del grupo.

Cada vez que quedaban para esos maratones de Playstation hasta altas horas de la madrugada continuaban su partida con el Leganés. Jugaban al conocido modo carrera del EA SPORTS FIFA, un formato que permite a los jugadores gestionar un equipo al completo: jugar los partidos, programar entrenamientos, realizar fichajes y manejar el presupuesto del club. La pasión de los cuatro amigos por el Leganés iba aumentando conforme más jugaban al videojuego. Hasta tal punto que decidieron seguir al club en la vida real. En ese momento, su Lega jugaba en LaLiga Santander. “En cuanto vimos el primer partido todos quedamos atrapados por el sentimiento pepinero. Nos gustó su forma de jugar y tenía jugadores impresionantes como Óscar Rodríguez, que fue canterano del Real Madrid, o el japonés Shibasaki, y defensas poderosos como Tarín o el nigeriano Omeruo”, recuerda, en inglés, Sebastian Leisgang, al que sus amigos definen como “el más ‘gamer’ del grupo”.

La pandilla empezó a reunirse semanalmente en el ático en el que vive Leisgang en Wurzburgo. Desde allí se pueden contemplar los techos de teja de las casas de la ciudad; unas vistas “muy románticas”, según Rechlin. Sin embargo, ellos solo tenían ojos para mirar a una pantalla que habían instalado en la terraza en la que proyectaban los partidos del Leganés. Aunque al principio solo estaban los cuatro amigos, fueron arrastrando a otros conocidos a esa ceremonia a lo largo de la temporada 2019/20. El último encuentro, contra el Real Madrid y con el Leganés jugándose la permanencia, montaron una fiesta a lo grande. “Sebastian hizo una grada en la terraza con palés de cerveza para que pudiéramos sentarnos frente al proyector. Para ese partido nos juntamos unas 25 personas, ya que no había tantas restricciones en Alemania por la pandemia”, recuerda Rechlin.

Aquella noche, el grupo de aficionados se llevó su primera desilusión: el encuentro frente al Real Madrid terminó en empate a dos goles y el Leganés perdió la categoría, regresando a LaLiga SmartBank. “Por desgracia, no pudimos mantenernos. La historia de ese partido es triste, pero para nosotros fue una noche inolvidable. Eso también es fútbol: estar entre amigos y restar importancia a algunas cosas”.

El sueño cumplido de visitar Butarque

Rechlin tuvo que separarse del resto del grupo en octubre de 2020 porque encontró trabajo como profesor de Filología Moderna en la Universidad de Salamanca. La distancia, sin embargo, no impidió a la pandilla mantener su ritual semanal para ver los partidos del Leganés. Solo que las quedadas empezaron a ser necesariamente virtuales. También aumentaron la frecuencia de las reuniones. Ya no solo veían los encuentros del club pepinero, sino que también se conectaban a través de la plataforma Zoom para comentar, entre densas cervezas de trigo, otros encuentros de LaLiga Santander y de otras competiciones.

Sus encuentros virtuales siguieron durante 2021 y 2022, años en los que la pandemia de Covid-19 les impidió organizar a la pandilla una reunión en España. A mediados del año pasado, con la emergencia sanitaria controlada, retomaron la idea de ir a Butarque. Aprovecharon que contaban con la casa de Rechlin, ya en Salamanca, para su estancia. Todos convinieron en visitar a su amigo a mediados de febrero de este año, por lo que Leisgang, Vielwerth y Strohmenger compraron los billetes de avión con meses de antelación. Sin embargo, hubo un imprevisto. “Ese fin de semana, el Leganés jugó en Butarque el sábado al mediodía frente a la UD Las Palmas, y su grupo llegaba por la tarde. “Pensé: ‘Qué pena, con todo lo que llevamos organizando el viaje y se van a quedar sin poder ir”.

Lejos de darse por vencido, Rechlin decidió enviar un correo al departamento de Comunicación del Leganés contando lo que les había sucedido. La respuesta fue casi instantánea: el club madrileño invitó a los cuatro a conocer Butarque el lunes por la mañana, horas antes de que la expedición germana regresara a Alemania en avión. “Fue un recorrido muy privado, no creo que muchos aficionados tengan esa oportunidad. Hubo muchas personas amables invirtiendo su tiempo y su energía en ayudarnos”, recuerda Rechlin, agradecido.

El propio club aprovechó la inusual visita de los cuatro teutones para contar su historia al resto de aficionados a través de un vídeo publicado en las redes oficiales del equipo. Rechlin rememora qué supuso para el grupo de amigos. “Para nosotros fue algo extraño, porque era un lunes, día laborable, y de repente llegan cuatro alemanes que quieren ver el estadio. Pero fue una recompensa más que adecuada”.