Cómo repartir un solo abono del Atleti entre dos mellizos
Laura y Daniel Rodríguez: “Cada verano celebramos un sorteo para decidir a qué partidos va cada uno. Los días grandes, contra el FC Barcelona y el Real Madrid, nos los repartimos”
En nuestra casa celebramos un sorteo cada verano. Es un día grande para nosotros. Lo vivimos con muchísima más expectación que la Lotería de Navidad o el Euromillones. Solo participamos dos hermanos mellizos, Laura y Dani. Y el azar resuelve un tema de vital importancia: qué partidos del Atlético de Madrid irá a ver cada uno al Cívitas Metropolitano con el único abono disponible en la familia.
Nacimos hace 16 años en Madrid, con apenas segundos de diferencia. Un espacio de tiempo casi tan corto como el que tardó nuestro padre en hacernos socios y sellar nuestra pertenencia a la familia rojiblanca. No sabemos bien si fue por tradición familiar o por iniciativa propia, pero a ambos siempre nos ha encantado el fútbol. De pequeños solíamos ir los fines de semana a dar patadas al balón en la Casa de Campo y ahora, que ya somos mayorcitos, cada uno juega en su equipo. Laura es centrocampista y Dani, lateral izquierdo.
El Atleti es la pasión que más nos une y, a la vez, la que más nos separa. No porque uno sea más de Koke, nuestro eterno capitán, y la otra más de Godín y de Fernando Torres, sino porque rara vez podemos ir juntos al estadio. Como solo hay un asiento disponible, al inicio de cada temporada hacemos una rifa para saber quién va al primer partido de LaLiga Santander y quién va al primero de Champions. Luego, nos vamos turnando. Eso sí, para evitar disputas, también en verano nos repartimos los dos grandes encuentros del año: los duelos contra el FC Barcelona y el Real Madrid.
Es cierto que a veces nos da pena perdernos ciertos partidos o, simplemente, el hecho de disfrutarlo por separado. Aun así, podemos decir orgullosos que una de nuestras mejores experiencias como colchoneros la hemos vivido juntos. Fue cuando aún jugábamos en el Vicente Calderón, en un partido en el que pudimos salir al césped de la mano de nuestros ídolos. Creo que tendríamos unos ocho o nueve años. Estábamos como embobados y no podíamos dejar de mirar a los jugadores, tan altos, tan imponentes. Una noche mágica que recordaremos para siempre.
De niños, el momento de la semana más feliz para nosotros era cuando cruzábamos el puente del río Manzanares y veíamos el fondo norte del Vicente Calderón. Nos llenaba de ilusión. Siempre estábamos ahí ganara o perdiera el Atleti: apoyándolo. Esos son los valores que nos ha enseñado nuestro padre, Ángel, y nuestro tío Carlos. Siempre con el Atleti y siempre juntos. Con respeto, pero con la cabeza alta. Nosotros, cuando pierde el Atlético, nos ponemos la camiseta con orgullo. Da igual dónde nos encontremos, en Madrid, en la playa o en nuestra casa de Sanabria.
La pasada temporada nos dejaron ir solos al fútbol por primera vez. Ya teníamos 15 años. Fuimos con nuestros amigos, con la misma ilusión y el mismo brillo en los ojos de aquellos niños a los que su padre les hizo el mejor regalo del mundo: ser Atlético. ¡Fue Increíble!
Somos mayoría de atléticos en la familia. Aunque nuestro abuelo Pepe era del Barça y nuestro tío Gregorio del Madrid. Creemos que ellos, en el fondo, se alegraban un poco por nosotros de las victorias del Atlético. Seguro que allí arriba estarán discutiendo cuando se disputa ElClásico. Al finalizar el partido jugarán su partida de mus, y seguirán discutiendo por las cartas. Echamos de menos nuestras conversaciones de fútbol con ellos en las tardes de agosto. Pero al abuelo siempre le recordamos cuando celebramos el sorteo más importante para nosotros.
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