Por qué la familia García ve al Betis con cuatro pantallas
Juan Antonio García: “Siempre vi los partidos con mi padre y aunque me trasladé a Mallorca lo sigo haciendo junto a mi hijo. Estamos conectados hora y media por videollamada”
Hay una frase en la grada de Gol Sur del estadio Benito Villamarín que es el reflejo de mi vida: “De padres a hijos, de abuelos a nietos, una pasión llamada Betis”. Representa uno de los lemas de nuestro club. Es un homenaje a un artículo que tituló así hace 30 años el periodista de ABC Sevilla Manuel Ramírez Fernández de Córdoba. Es curioso cómo mi familia se ajusta a la perfección a esa consigna. Mi padre, Juan Antonio, me transmitió su pasión cuando, con tres años, me llevó por primera vez al Villamarín. Crecí viendo a jugadores como Stosic, Alfonso, Alexis... Ahora, a mis 33 años, le he pasado nuestro amor por las trece barras a mi hijo Luca.
Reconozco que Luca apuntaba maneras de bético desde que nació. Vino al mundo hace cuatro años, a finales de agosto, justo unos días después de una victoria del Betis en ElGranDerbi. Marcó Joaquín de cabeza, algo que no es habitual. Ahora que ya va creciendo, Luca se pasa todo el día hablando de fútbol. Se sabe casi todas las alineaciones de los equipos de LaLiga Santander. Si pierde el Betis, se puede pasar dos horas llorando. Se pasa toda la semana preguntándome cuándo jugamos. Lo hace porque sabe que va a disfrutar del partido junto a su padre... y su abuelo.
Mi padre nos acompaña desde la distancia. Hace diez años me mudé desde Carmona (Sevilla), donde nací, a Mallorca por motivos de trabajo. Pero seguimos viendo el fútbol juntos a través de videollamadas. Comentamos todos los detalles por el móvil como hacíamos cuando podíamos ver los partidos sentados juntos. Si la conexión se corta, nos mandamos audios de varios minutos. Normalmente hablamos dos o tres veces por semana y no más de cinco minutos, pero cuando juega el Betis estamos más de hora y media pegados al teléfono. Ahora, desde que nos acompaña Luca, reconozco que mi padre está más tiempo mirando a su nieto a través del teléfono que al partido.
A mediados del pasado marzo, el RCD Mallorca jugó contra el Betis en Sevilla. La familia de mi mujer, Ana, es abonada del club bermellón, por lo que decidimos planear un viaje para que Luca pudiese ir por primera vez al Villamarín. Le preparamos una sorpresa muy especial: era uno de los niños que iban a saltar al campo de la mano de los jugadores. Le tocó el mexicano Guardado, del que Luca nos ha contado mil veces cómo le dijo con una sonrisa: “Venga, vamos, que nos toca salir”. También pudo hablar con otro de sus ídolos, el delantero Borja Iglesias, del que nos contó que le chocó la mano muy fuerte. Tenemos una foto incluso del momento. Aquel partido, además, fue el primero que Luca pudo ver junto a su abuelo en persona. Jamás se me va a olvidar la cara de emoción y felicidad de mi padre llevándolo en volandas por los aledaños del Villamarín.
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