La speaker del Málaga que nació a 8.000 kilómetros de la Costa del Sol

Es curioso cómo, a veces, el lugar al que consideras tu hogar se encuentra lejos de donde naciste o te criaste. En mi caso, la distancia es de 8.000 kilómetros: los que separan Calcuta (India), donde vine al mundo, de Mijas, una localidad a media hora en coche de Málaga. Allí llegué en 1984 junto a mi marido, James, y tres de nuestros cinco hijos: Anthony, Caroline y Natasha. Fuimos por primera vez ese mismo año para visitar a mis suegros. Rápidamente nos enamoramos de la gente, la comida y el clima de la Costa del Sol. Tanto, que decidimos echar raíces y nuestros otros hijos, Samantha y Alexander, nacieron ya en tierras españolas. Pero lo que realmente nos hizo quedarnos fue el Málaga CF.

Recuerdo la primera vez que escuché hablar del club. James me contó que había oído en una radio local que el Málaga había empezado su campaña de captación de abonos. Fue al supermercado y compró tres: para él y para dos de nuestros hijos, Anthony y Caroline. Sin embargo, a ella no le gustó que el señor que se sentaba delante de ellos fumaba puros, algo que ya no se puede hacer, y decidió que no quería volver. Fui yo en su lugar y me enamoré a primera vista del ambiente del estadio de La Rosaleda.

Para 2001 ya era una incondicional más en el campo. Ese año me surgió una oportunidad laboral que hizo crecer mi pasión. Comencé a escribir para el periódico Costa del Sol News, una cabecera de referencia para los ciudadanos de habla inglesa que viven en Málaga. Me pidieron que siguiera la actualidad del club y que hiciera crónicas de los partidos. Yo no podía dar crédito, porque no tenía ninguna experiencia previa como periodista. Aun así, no lo dudé y estuve colaborando 15 años con este medio.

Gracias a eso entré en contacto con la Peña Malaguista Internacional, que reúne a aficionados de todo el mundo, y con la federación de peñas, de la que terminé siendo presidenta durante 15 años hasta que lo dejé a finales de 2022. Fueron tantos viajes, tantos partidos y tantas las personas que conocí en esos años, que me es imposible elegir un momento con el que quedarme.

Con todo, lo que más ilusión me ha hecho en mis más de dos décadas de fidelidad al Málaga fue un trabajo que me propuso el propio club. En 2008 me llamó Víctor Varela, el jefe de prensa entonces, para hacer de speaker en algunos partidos amistosos contra equipos extranjeros. Yo, con muchos nervios, acepté. Tuve la suerte de que me ayudó mucho Pedro Romero, el speaker habitual del club para los partidos de LaLiga Santander. Me dijo: “Tranquila, Mercy, que puedes hacerlo”. Aquellas palabras fueron para mí como si me animara algún familiar. Y es que, en realidad, ambos formábamos parte de la misma familia, la malaguista, aquella que me acogió a mí, a mi marido y a mis hijos hace ya 40 años.