El culé de Minnesota que aprendió catalán por el Barça
Gabriel Broner: “Nací en Argentina, crecí en Venezuela, vivo en Estados Unidos... Pero mi patria es el Camp Nou”
Por cuestiones familiares he visitado muchas veces Barcelona desde Minnesota, la ciudad al norte de los Estados Unidos donde vivo. En uno de estos viajes recuerdo que un día me subí a un taxi y el conductor, al verme con mi camiseta y mi bufanda azulgranas, me preguntó:
- ¿Usted es del Barça?
- Sí, le respondí yo.
Quizá mi acento extranjero hizo que llevar la indumentaria culé no fuera indicio suficiente de mi barcelonismo y quiso asegurarse de mi filiación futbolera antes de lanzarme una pregunta que ni yo me había hecho nunca.
- ¿Pero usted sufre?
- Sí, volví a responder.
Me quedé pensando y me di cuenta de hasta qué punto había llegado mi pasión por el club. ¿Cómo un ingeniero de 61 años ha acabado fiando su estado emocional a los resultados de 11 hombres que juegan a miles de kilómetros?
Mi historia de amor por el FC Barcelona empezó hace unos 20 años, cuando mis suegros se mudaron a la capital catalana. Con mi mujer empezamos a visitarles a menudo y a interesarnos por la gente de allí. Por la cultura, por la comida y también por su equipo de fútbol. La época en la que empecé a frecuentar el Spotify Camp Nou fue la más grande: la eclosión de los Xavi, Messi, Iniesta... Cada partido era como una sinfonía, un ballet. Verlos jugar era asomarse a una obra de arte. Yo, que fui jugador, entrenador y hasta árbitro, me sentí totalmente identificado con aquellos jugadores y aquel club. Sentía que me representaban.
Tanto es así que en 2017 incluso me lancé a estudiar catalán. Me dije que sería algo bonito para sentir más conexión con el Barça y sus aficionados. Así que empecé a escuchar la radio y ver la televisión en catalán e incluso empecé a dar clases con una profesora por Internet. A día de hoy lo hablo y lo escribo perfectamente y he tenido ocasión de practicarlo. En reuniones, con un cliente de Barcelona que tengo, y también en el campo del Barça, donde pude entonar el ‘un dia de partit… em vaig enamorar’ como uno más.
Cuando la gente me pregunta, no es fácil explicarles de dónde soy. Nací en Argentina, pero a los 15 años me mudé a Venezuela a causa de la dictadura. Después, con 25 años, me fui a vivir a Estados Unidos. Y en todo este tiempo como estadounidense (tengo ya la ciudadanía) he viajado muchísimo. Por eso sé lo difícil que es sentirse en casa, sentirse parte de algo. Y a mí, curiosamente, se me despierta esa sensación cuando estoy en el campo del Barça. No tengo dudas que el Barça es una parte muy importante de mi patria chica, mi patria inventada.
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