Volver a la vida de la mano tu dios futbolístico: cuando Quini, del Real Sporting, me visitó en el hospital
Iván Carabia: “Celebrando el ascenso del Sporting me caí y me golpeé la cabeza. Estuve cinco días en coma, pero el apoyo de Quini me ayudó a recuperarme”
Os voy a contar el inesperado giro de guion (con final feliz, eso sí) que dio mi vida el 7 de junio de 2015. Tras vivir uno de los días más felices en mis 46 años de existencia, el regreso del Real Sporting a LaLiga Santander, estuve prácticamente una semana al borde de la muerte. Ocurrió al día siguiente del ascenso en el restaurante Bellavista de Gijón, donde la plantilla estaba celebrando la victoria. Yo estaba allí porque me hacía mucha ilusión participar de esa fiesta. Todo eran risas, abrazos y alegrías... Hasta que tuve la mala suerte de resbalarme en una escalera y golpearme la cabeza. Me trasladaron al hospital y me operaron de urgencia. Tenía una hemorragia interna grave.
Estuve cinco días en coma. Debatiéndome entre la vida y la muerte. Al fin desperté e inicié un largo proceso de recuperación que me tendría año y medio sin poder volver a la fábrica, una siderurgia de Valencia, donde trabajo desde los 22 años y aún sigo viviendo.
De mi estancia en el hospital recuerdo el apoyo decisivo de una persona del club con la que jamás esperé tener una relación cercana: Enrique Castro Quini, la mayor leyenda de la ya centenaria historia del Sporting. Quini vino a verme cuando peor estaba. Para mí es como si a un chaval de ahora le viene a visitar Messi. Quini para nosotros era como un dios. Un dios, eso sí, cercano, humilde y siempre dispuesto a ayudar. A mí, con sus palabras cuando estaba en la cama, me dio la moral que necesitaba para salir de la situación más difícil que me ha tocado vivir.
No solo eso. Cuando ya estaba recuperado, me invitó a las instalaciones del club en Mareo y convenció a toda la plantilla del primer equipo para que se hicieran una foto conmigo. Cada vez que el Sporting jugaba cerca de Valencia me invitaba a los partidos y nos veíamos. Puedo decir orgulloso que trabé amistad con uno de mis grandes ídolos. Su pérdida en 2018 fue un golpe para todos los sportinguistas. Yo siempre llevaré su nombre en el corazón y recordaré para siempre que, en cierta medida, él me salvó la vida.
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