Cómo enamorarte de una aficionada rival en un derbi entre el CD Tenerife y la UD Las Palmas

El 10 de mayo de 2014 fui a apoyar a mi equipo, el CD Tenerife, al estadio de nuestro eterno rival, la UD Las Palmas. Ya se sabe lo que ocurre a veces cuando estás en la grada visitante: cruzas algún comentario irónico, alguna pullita con la afición local. Y eso fue lo que hice yo con una de las chicas que estaban al otro lado de la valla que separa las aficiones, pincharla con algún comentario jocoso. Pero el caso es que empezamos a hablar, nos caímos bien... y a la media parte me atreví a pedirle el teléfono. Aunque terminamos perdiendo ElDerbi Canario por 1-0, no me importó demasiado. Yo ya solo tenía en mi cabeza un nombre: Judith.

Esa misma noche, después del partido, nos empezamos a escribir por WhatsApp. Estuvimos así tres meses hasta que un día quedamos. La segunda cita, de hecho, coincidió con otro enfrentamiento entre nuestros clubes, esta vez en un torneo amistoso de pretemporada en agosto. Creo que a partir de ahí se hizo oficial nuestra relación. Cuando se lo contábamos a nuestra gente casi ni se lo creían, pero siete años después el amor entre una pío-pío de 26 años y un chicharrero de 29 sigue intacto.

Fui yo el que terminó mudándose a territorio enemigo, de Tenerife a Las Palmas. Antes solía trabajar en la construcción, también lo hice en la hostelería, pero ahora estoy empleado en un invernadero. Tengo que confesar que al principio fue un poco raro. Mi novia siempre iba al estadio Insular con sus amigos y su familia... pero al final he terminado acostumbrándome. Muchas veces incluso los acompaño y soy como una especie de infiltrado.

Para compensar, eso sí, cada temporada viajamos una vez a la Península para animar al Tenerife. Creo que no hay mejor ejemplo que el nuestro para demostrar que para disfrutar del fútbol y del amor no hace falta apoyar los mismos colores.

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