Cuando Daniel Alejandro encontró a Daniela Alejandra y no era de su equipo
Daniel Alejandro Patiño: “Gritar los goles del FC Barcelona en casa de mi suegro puede ser un deporte de riesgo”
Mi novia y yo somos (casi) almas gemelas. Yo me llamo Daniel Alejandro y ella Daniela Alejandra. Los dos tenemos 24 años, estudiamos Medicina y a ambos nos vuelve locos el fútbol. Y ahí entra el casi. Ella es una acérrima madridista y yo soy un culé sin remedio desde la época de Guardiola; ella prefiere los regates de Vinícius mientras que a mí me encandilan la visión y la calidad de Pedri y Gavi.
En la foto que os he compartido estoy viendo ElClásico con Daniela y mi suegro, que también es un ferviente aficionado del Real Madrid. Gritar los goles azulgranas en su casa puede ser deporte de riesgo. Como esa vez que Messi metió el 2-3 en el Bernabéu y enseñó su camiseta con el número 10 al público... En realidad, bromeo. Aunque no nos privamos de gritar cuando hay un gol, una falta o una acción polémica también es verdad que nunca faltan las risas. Las bromas y los comentarios siempre tienen un fondo positivo. Nos unen.
La unión es algo que el fútbol produce naturalmente y que, a nuestra pareja, por circunstancias de la vida, nos hace falta. Desde 2016 vivimos nuestra relación a distancia. Los dos crecimos en Caracas, la capital de Venezuela, pero ella se fue a estudiar la carrera a Madrid. Nos solemos ver tres veces al año: yo voy una vez a España y ella viene dos a Venezuela. Alguna vez hemos coincidido para ver juntos ElClásico, aunque no será en el partido de esta semana. Los dos lo veremos religiosamente con nuestras respectivas camisetas y estoy seguro de que algo no fallará: un aluvión de memes por WhatsApp al móvil del que acabe perdiendo.
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