Mi boda con uno de los fundadores de Onda Bética se hizo viral

El Real Betis ha condicionado mi vida. Con 12 años iba al instituto en Benalmádena (Málaga) con una camiseta de mi padre que me quedaba como un vestido de lo grande que era. La verdad es que no conseguía despertar muchas simpatías entre mis compañeros. Era la única bética y entre esto y otras cosas me sentía muy sola. Por suerte, todo cambió unos años después. Compartía mi pasión verdiblanca en las redes sociales de manera muy activa. Gracias a eso, entablé amistad con los integrantes de un grupo de aficionados, una amistad que mantenemos casi diez años después. Algunos de ellos fundaron Onda Bética, uno de los medios de referencia para seguir la actualidad del equipo. Hoy tengo 26 años, pero entonces, sin haber entrado todavía en la facultad para estudiar Periodismo, empecé a colaborar con ellos haciendo artículos de actualidad. Con uno de los fundadores, José Andrés, la relación era especial. Hasta el punto en que terminó convirtiéndose en mi marido.

Un día invité a ese grupo de amigos a mi casa en Benalmádena. A la mayoría, sevillanos, les tomaba el pelo con que Sevilla no tenía playa. Entonces casi todos teníamos 18 años y, después de la primera borrachera de mi vida, José Andrés me pidió salir un 19 de julio. Tiempo después nos dimos cuenta de que esa fecha tiene una simbología especial: el Betis se fundó en 1907. Cuando nos casamos, en octubre de 2021, el vídeo de mi boda se hizo viral. Modificamos un poco el tradicional baile de los novios, ya que bailar no es lo nuestro precisamente. Repartimos banderas del Betis y cambiamos la canción lenta por uno de los cánticos de la afición que versiona el No puedo vivir sin ti de Coque Malla. Las mesas del convite las nombramos como jugadores del club: Joaquín, Canales, Juanito, Assunçao, Capi… De alguna forma, quisimos que todos estuvieran presentes.

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Imágenes de la boda de Jenifer Gallego, seguidora del Real Betis

Eso resume muy bien lo que significa este club para mí, la salvación que encontré de adolescente en el momento que más lo necesitaba. Para mí, el Betis era como ese familiar que hace compañía cuando te encuentras mal. Me hacía sentir diferente, y me agarraba ahí.

Ahora tenemos una hija, Adriana. Es muy divertido verla, con tan solo cinco años, hablar con suficiencia del VAR y otras cosas relacionadas con el fútbol. En poco tiempo saldré de cuentas y llegará al mundo Valeria. Espero transmitirle la pasión que siento por este club y se convierta en una bética más.