Recuerdos de mi primer ElClásico
Después de casi dos años, el FC Barcelona-Real Madrid vuelve a disputarse con público en las gradas tras las restricciones causadas por la pandemia. Jugadores, trabajadores y aficionados lo viven como si fuera su debut y recuerdan cómo fue aquella primera vez en la que se sentaron a ver uno de los partidos más importantes del mundo
Un total de 602 días habrán transcurrido desde la última edición de ElClásico con público en las gradas cuando el próximo domingo, en Barcelona, el Camp Nou se llene de aficionados y recupere la magia de un partido único. Vivido por cientos de miles en el estadio, pero seguido por cientos de millones en todo el mundo. El pitido inicial, a las 16.15 (hora peninsular española), marcará el retorno definitivo del fútbol, que lleva ya desde agosto con gente en las butacas. Y muchos tendrán la ocasión de ver ElClásico en el campo por primera vez, una experiencia imborrable como demuestran los testimonios de exjugadores, técnicos, trabajadores, periodistas o aficionados que recuerdan su primera cita con uno de los partidos más importantes del fútbol español.
Al segundo anfiteatro, un premio por las buenas notas
Alfredo Relaño – Director honorífico del diario ‘As’
Mi primer ElClásico: 1962, con 11 años
A los once años, en septiembre de 1962, Alfredo Relaño, el hombre que años después bautizaría los Barça-Madrid con la designación de Clásico, se subió al segundo piso del bus E (“E de especial, porque solo funcionaba los días de partido”) de la mano de su hermano para llegar al Santiago Bernabéu. Aquel día el FC Barcelona visitaba la casa del Real Madrid. Por las buenas notas que venía consiguiendo en la escuela, su padre le había obsequiado un abono en el segundo anfiteatro lateral, “cuatro filas por delante de la gente que iba de pie”, y aquella era su “tercera o cuarta vez” en el estadio madridista.
“Siempre que me subía al Especial, por la ventana veía el ambiente familiar del Paseo de la Castellana y pensaba: ‘Estos no sabrán que hay partido. Inconscientes, que no están deseosos por ver fútbol”, recuerda Relaño, director del diario As entre 1996 y 2019. Por el calor, el Real Madrid-Barcelona de septiembre de 1962 se disputó de noche.
“Se vivió como un partido rutinario. Veníamos de un tiempo muy grande, del final de la década de 1950, con un pulso tremendo entre ambos equipos. El Barça, que entonces dirigía Kubala, llegaba depauperado. El Madrid, por contra, disfrutaba de los últimos años de Di Stéfano, Puskas, Gento… Ganó 2-0″.
De pequeño, lo que más le llamó la atención ese día fue la actitud del árbitro. “Me impresionó la serenidad del bilbaíno Juan Gardiazabal, un tipo alto, delgado, huesudo. Parecía un inspector inglés. Se movía con empaque y señorío. Con el tiempo supe que fue el mejor árbitro que ha tenido España nunca”, cuenta.
En la grada cuando pudo haber estado en el césped
Fernando Morientes – Exdelantero del Real Madrid
Mi primer ElClásico: 2000, con 21 años
Fernando Morientes pasó de seguir ElClásico en el salón de casa con la familia en Sonseca (Toledo) a ser uno de los grandes protagonistas de ese encuentro con apenas 21 años. Sin embargo, cuando aterrizó en el Real Madrid en 1997 no pudo disfrutar de la ansiada cita tal y como siempre había soñado. En su camino se interpuso una lesión que le obligó a ver el espectáculo desde la grada.
Poco a poco se fue haciendo más importante en ese histórico partido que disputó una docena de veces, todas grabadas a fuego en su memoria. Especialmente los dos duelos ligueros en casa, un 2-0 en la temporada 2001/2002 y un 3-0 en la 1999/2000, en los que remató la faena con un gol y se dio cuenta que podía hacer feliz a medio país. “Si pierdes no te dan ganas ni de salir de casa. Pero si ganas, ves lo afortunado que eres por alegrar la vida a tanta gente para la que el fútbol es su gran ilusión”, cuenta el ahora embajador de LaLiga.
Fuera de casa es donde El Moro vivió su contienda más difícil frente al eterno rival. Fue en octubre del 2000, el día de la vuelta del exazulgrana Luis Figo al Camp Nou. Esa noche, rememora, eran tales los decibelios de los silbidos que apenas se escuchaban entre compañeros sobre el césped. “Solo he vivido algo igual en Grecia”.
Lo que nunca faltó en ninguno de sus Madrid-Barça fue esa tensión tan particular que generan los partidos de esa dimensión. “Lo que caracteriza a ElClásico es la incertidumbre, el nerviosismo, la emoción. Y eso, por mucha experiencia que tengas, siempre está ahí. Esos días se nota que hay un ambiente distinto en el vestuario. Incluso en la semana previa. Todos entrenan bien y quieren estar para jugar, incluso con molestias. Esos partidos son un escaparate único. Sabes que te está viendo todo el mundo”.
Siete minutos para toda la vida
Jeffren Suárez – Exjugador del FC Barcelona
Mi primer ElClásico: 2010, con 22 años
De vez en cuando, Jeffren Suárez pone a su hijo de cinco años frente al móvil o el ordenador y le enseña vídeos de la época en la que jugaba con los mejores del mundo. Pero el chico, dice el exfutbolista del FC Barcelona que ahora juega en Tailandia, siempre pone cara de incredulidad. “¿Tú has jugado con Messi?”, le pregunta habitualmente sin salir de su asombro.
Lo que le pasó a su padre el 29 de noviembre de 2010, en su primer ElClásico, es digno de película. Salió al campo en el 87 de un Barça-Madrid, después de haber disputado solo un minuto en 13 jornadas, y en el descuento metió un tanto que quedará para siempre en la historia. El 5-0 para los locales. “Antes de salir, Pinto [el portero suplente de la plantilla] me dijo que iba a meter gol y yo pensé pero qué dice este, cómo voy a meter un gol. Luego me fui corriendo directo a abrazarlo”, cuenta por teléfono.
El delantero de 33 años creció en Tegueste a escasos minutos de la casa del también canario Pedri, la gran estrella blaugrana actual. Pero a diferencia de su vecino no pudo consolidarse en las filas azulgranas y le tocó, como él dice, “buscarse la vida” en un periplo futbolístico que lo llevó por Portugal, Bélgica, Suiza, Chipre, Croacia o Emiratos Árabes. En Lamphum, al norte de Tailandia, ha encontrado un par de amigos catalanes con los que, si la diferencia horaria lo permite, se junta a ver los partidos del equipo del que fue héroe por una noche. “Cuando sales del Barça ya nada es igual”.
Un hombre (demasiado) adelantado a su tiempo
Emilio Cidad – Expsicólogo del Real Madrid
Mi primer ElClásico: 1992, con 50 años
Del día a la mañana, en 1992, Emilio Cidad pasó de ser un profesor de universidad anónimo a tener a una marabunta de periodistas esperando a la puerta de su casa. Aquel año se había convertido en uno de los primeros psicólogos que ejercía como tal en un vestuario del fútbol profesional y lo hizo quizá en el más mediático, el del Real Madrid. “Estaba en el punto de mira porque nunca se había visto nada igual, y a la mayoría solo les interesaban los chismes. Pero yo me lo tomé como un reto. De lo que se trataba era de abrir camino”, responde al teléfono.
Cidad, fichado por el técnico Benito Floro, fue el primero y durante muchos años el único que vivió ElClásico desde la perspectiva de un psicólogo. Pese a la extrema competitividad de una contienda donde la victoria vale más que tres puntos, cuenta que se evitaba a toda costa transmitir a los futbolistas una sensación de excepcionalidad en la previa. “Dándole un tratamiento extraordinario les hubiéramos transmitido preocupación. Se preparaba con normalidad, como los otros partidos”, revela. “En los equipos de alta competición si los jugadores dan señales de ansiedad es más por cómo perciben su rendimiento que por la envergadura de un partido”.
Su aventura en el fútbol duró solo una temporada. En menos de 12 meses intentó mejorar aspectos como la cohesión de grupo, en lo colectivo, y ayudar a nivel individual a lidiar con la presión, el estrés o el fracaso. “Al principio me acogieron con escepticismo. Luego me dieron su visto bueno y vieron que no era un obstáculo. Mi única misión era ayudarles a rendir mejor”.
Las manos que cuidaron de Maradona
Jaume Langa – Exfisioterapeuta del FC Barcelona
Mi primer ElClásico: 1980, con 31 años
Jaume Langa no recuerda con exactitud su primer Barça-Madrid. Seguramente porque terminó en derrota (fue un 3-0 en el Bernabéu en 1980) y él, fisioterapeuta del primer equipo culé durante más de dos décadas, dice que solo le han quedado en la memoria las alegrías y las victorias. Hasta que se jubiló, ocho años atrás, no han sido pocas frente al eterno rival: el 5-0 del Dream Team en 1993 o la final de Copa de 1983 con el cabezazo imposible de Marcos Alonso en el minuto 90 son las que primero le vienen a la cabeza.
Futbolista frustrado —llegó a jugar en el filial del FC Barcelona hasta que decidió dejarlo para ser enfermero en el Hospital Clínic y luego fisioterapeuta— Langa ha compartido vestuario con una lista de estrellas envidiable: Maradona, Rivaldo, Ronaldinho, Stoichkov, Xavi, Messi… A todos los tuvo postrados en su camilla para un masaje, un vendaje o, a veces, una sencilla charla. No tiene dudas de quién fue el mejor.
“Para mí Maradona es único. Yo tuve la suerte de conocerle bien. Cuando estuvo enfermo iba a su casa cada día. Era una gran persona. Y en el campo un líder indiscutible. Recuerdo una media parte, en un partido en Belgrado nevando, con el campo embarrado, que entró en la caseta pidiendo a gritos que se la pasaran a él. Al poco de salir metió ese gol tan recordado de vaselina”, cuenta el preparador, que sufría viendo desde la banda las embestidas de los rivales al Pelusa.
De los días de partido contra los blancos, Langa recuerda la tensión, las palmaditas en la espalda, los gritos de ánimo y también una pequeña desilusión personal que resolvió Johan Cruyff. Tantos años viajando a la capital y nunca había podido visitar la ciudad, forzado a quedarse siempre en el hotel tratando a los jugadores, hasta que el míster holandés le concedió una tarde libre. Las horas que pasó en el café Gijón también son parte de su historia sentimental de ElClásico.
Los veintipico del culé de Japón
Hiroki Nakano – Presidente Penya FCB Japón
Mi primer ElClásico: 1993, con 26 años
El japonés Hiroki Nakano aterrizó en Barcelona el mismo día en el que el Barça venció a la Sampdoria en la final de la Copa de Europa con un gol de Ronald Koeman en 1992. “La calle era una fiesta y yo no sabía por qué. Entonces no había internet y a Japón llegaba muy poca información del fútbol español”.
Nakano vivió en la ciudad catalana, trabajando para la empresa de electrónica Hitachi, hasta 2003. Al poco de llegar sacó un abono y comenzó a ir al Camp Nou cada fin de semana con un compatriota. No recuerda exactamente cuál fue el primer Barça-Madrid porque no se perdió casi ninguno. “Fui a más de veinte”, asegura. Sabe que fue en torno a 1993, y que en el Real Madrid estaban Butragueño y Hugo Sánchez. “Lo que más nos sorprendía era la fiesta que se montaba antes. El partido arranca muchas horas antes en la calle. En Japón eso no existía, ni siquiera en los partidos de beisbol más importantes”, dice.
“La mayoría de mis amigos más jóvenes en Japón no conocen los jugadores históricos. Algunos ni siquiera saben quién fue Koeman”, admite. Con el propósito de contarles la historia del Barça y de difundirla por su país, Nakano creó la primera peña oficial del club en Japón. En 18 años pasaron de ser tres a 600 miembros. En 2017, organizó junto a LaLiga el primer evento para ver el partido en un lugar público. “Fue increíble porque mezclamos hinchas culés con madridistas. Japón es de los pocos lugares en los que puedes hacer eso”, remarca.
Un diluvio en el debut
Bartolomé Pérez - Director de partido de LaLiga Santander
Mi primer ElClásico: 2021, con 29 años
Bartolomé Pérez, director de partido de LaLiga Santander, esperó casi tres décadas para encontrar su vocación y seis años en el cargo para vivir su primera vez en ElClásico. Cuando le tocó, Pérez debió enfrentarse a mucho más que a un partido que está en el radar de una audiencia potencial de 650 millones de espectadores. La pandemia, primero, y un chaparrón infernal durante y después del partido hicieron de ese día un acontecimiento inolvidable. Pero para eso está un director de partido.
Pérez, cordobés de 30 años, licenciado en Derecho y ADE, opositaba para trabajar en Hacienda, cuando recibió, en 2016, la llamada de LaLiga para incorporarse al equipo de directores de partido, los hombres y mujeres que vigilan todos los detalles para que un encuentro salga a la perfección. Pérez había sido árbitro de Tercera División y siempre había estado ligado al mundo del fútbol. Estuvo tres temporadas como director de partido de LaLiga SmartBank, hasta que en 2019 pasó a LaLiga Santander.
El pasado abril, mientras el fútbol se disputaba sin público en las gradas, en el medio de la pandemia, Pérez fue convocado a una reunión para comunicarle que actuaría como director de partido de ElClásico. Para elegirlo habían utilizado una app de LaLiga llamada MD Selector, que considera distintos parámetros y antecedentes de todos los directores de partido y elige al más adecuado para cada encuentro.
Lo más complicado de su labor, cuenta, es tomar conciencia de que se trata de un evento mundial. “Un partido así comienza a prepararse con casi tres semanas de anticipación. Hay una presencia brutal en los medios de comunicación y todo se potencia. Me sorprendió ver cómo todo el mundo da lo mejor de sí para que todo salga perfecto. Luego lo que pasa en el campo depende ya de los jugadores”, dice. “Llovía tanto en el Alfredo Di Stéfano que tuvimos que montar unas carpas para tapar a los entrenadores durante las entrevistas después del partido. Los responsables de prensa nos lo agradecieron. No es fácil decirle a un entrenador de la máxima categoría que tiene que salir a empaparse mientras le preguntan por qué ha perdido su equipo”, concluye.
El invitado del presidente
Gregorio Pifarre – Dueño del bar del pueblo de Alfés (Lleida)
Mi primer ElClásico: 2020, con 49 años
Gregorio Pifarre, el dueño del Casal d’Alfes, el único bar de este pueblo de 300 habitantes a 10 kilómetros al sur de Lleida, está intentando recuperar la normalidad previa a la pandemia, cuando decenas de barcelonistas llenaban el salón de su local para ver los partidos del equipo. Pifarre y dos amigos son los únicos madridistas del pueblo. Un artículo de EL PAÍS contando su historia llegó a los ojos del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y le cambió la vida. El club lo invitó a ver la última edición de ElClásico disputada con público en el Santiago Bernabéu, en marzo de 2020, pocos días antes del confinamiento, cuando la pandemia acechaba a la población española.
“Fue una experiencia inolvidable, un sueño hecho realidad. ¡Que te invite el presidente! Tengo la foto colgada allí en el bar y la gente, incluso los del Barça, me preguntan y se quedan alucinados. No se lo creen”, cuenta Pifarre, aún emocionado.
Viajaron desde Alfés hasta el Bernabéu en coche y los recibió allí un directivo del club para llevarlos al palco presidencial y saludar “a Florentino”. El trato fue excelente, dice. Comieron, bebieron, “ganó el Madrid”. “Estaba toda la jet set de Madrid. Fue una cosa…”. Hasta allí llegó desde su pequeño bar de Alfés, el pueblo que desde el año pasado cuenta con un equipo en la cuarta categoría regional del fútbol catalán.
Para este domingo, no puede asegurar, como antes, que el Casal se abarrotará de culés. “Entre la pandemia, el parón de selecciones... la gente se ha desanimado mucho. Al fútbol están viniendo entre 10 y 12 personas. Esperemos que la situación cambie”, relata.